INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC. |
Cápsulas Genealógicas |
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SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO HOY |
SÁBADO, 30 DE DICIEMBRE DE 2006 |
LA FAMILIA MOORE: DE TURQUILÁN AL CIBAO |
Preparado por Rafael Llinás Suárez |
El apellido Moore tiene presencia en el país desde 1892, con la llegada de Manfredo Alexander Moore Duanne, hijo de Cornelius Moore y Susana Duanne, y quien había nacido en las islas Turcas y Caicos en 1870. Después de concluir los estudios primarios en sus islas natales, pasó a Kingston, Jamaica, donde hizo el bachillerato y estudió teneduría de libros, español y francés. Su lengua materna era la inglesa. Al graduarse y volver a su país consiguió un empleo en Montecristi en la casa Michelena & Co., que hacía las funciones de banco comercial en esa ciudad, era representante de líneas marítimas y exportaba campeche para teñir hacia a Alemania. Después de varios años de trabajar en Montecristi, se fue a vivir a Cabo Haitiano, donde logró un trabajo similar, regresando a la ciudad del Morro para casarse con Florida Callejo Ricardo, naciendo María, su primera hija, en Haití en 1899. Posteriormente, deciden trasladarse a vivir a Santiago de los Caballeros, donde Moore se empleó en el Ferrocarril Central Dominicano. Allí nació su segunda hija, Ernestina (Titina) en 1900. En 1901, su esposa muere junto al que sería el primer varón de la prole. Frente a esta desgracia y desamparado, envía a sus hijas a vivir con parientes: María pasó a Montecristi, donde doña Asia Román, pariente de su esposa, y Ernestina quedó al cuidado de sus hermanas solteras Mary y May, quienes vivían en las islas Turcas y Caicos. De regreso al país, en La Vega se une a la dama Ismenia Ramírez Morilla, con quien procrea a Manfredo Alejandro Moore Ramírez, nacido en 1906. Conservando su empleo en el Ferrocarril Central Dominicano, fue trasladado a Puerto Plata, como encargado de finanzas de la red ferroviaria. Aquí casó por segunda vez en 1908 con Ercilia Garrido Lavergne, con quien procrea ocho hijos; los tres primeros nacieron en Puerto Plata, el cuarto —el cual murió al poco tiempo de nacido— en Sánchez, donde fue a trabajar en el National City Bank, el quinto en Puerto Plata y los tres últimos en Santiago, ciudad a la que regresó como empleado de la citada institución bancaria. Además de las funciones antes mencionadas, Manfredo Moore fue también educador, impartiendo asignaturas tales como historia, inglés y francés. Era asimismo intérprete oficial y notario público. Tradujo al castellano, entre otras obras, “La Viña de Naboth”, de Summer Welles, considerada como la mejor historia de la República Dominicana. Los descendientes de Manfredo Alexander Moore Duanne fueron:
Manfredo Alejandro era abogado, egresado como Doctor en Derecho de la Universidad de Santo Domingo. Fue juez de instrucción en La Vega y Santiago, juez de las Cortes de Apelación de La Vega y Santo Domingo, juez del Tribunal Superior de Tierras y juez de la Suprema Corte de Justicia, de la que también fue presidente. Fue también presidente de la Liga Dominicana de Béisbol Profesional, habiendo sido reelecto en varias ocasiones.
Rafael Manfredo era graduado de la Universidad de Santo Domingo, hoy UASD, con notas sobresalientes. Tuvo gran actividad política dentro del recinto universitario, lo que le llevó a ser detenido en varias ocasiones por su oposición al régimen de Trujillo. Era corriente que cuando venía a Santiago, su ciudad natal, fuera apresado y obligado a presentarse por ante el jefe militar de turno con la consabida reprimenda de que no se metiera en política, pues eso no le convenía y al régimen no le eran de agrado esas actividades. Fue miembro de la Juventud Socialista, fundada en 1946. Rafael Manfredo (Fellín) se marchó al exilio, asilándose en la embajada de Venezuela. En ese país residía su hermano Juan José (Johnny) y desde allí siguió conspirando contra el régimen de Trujillo, hasta que se enroló en la expedición de Constanza, Mamón y Estero Hondo, siendo abatido en Constanza el 17 de junio de 1959. El 3 de agosto del 2006 fueron descubiertas en Constanza osamentas de algunos expedicionarios. Se supone que entre ellas están las de Fellín, de acuerdo a las descripciones ofrecidas por sus compañeros sobrevivientes Poncio Pou Saleta y Mayobanex Vargas. |
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