INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC. |
Cápsulas Genealógicas |
|
SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy |
SÁBADO, 26 DE JULIO DE 2014 |
LOS GASCUE (2 de 2) |
Preparado por Joan Manuel Ferrer Rodríguez |
Francisco de Gascué y Olaiz estuvo de paso por Cuba en las postrimerías del Siglo de las Luces y en 1801, de vuelta ya en Santo Domingo, aparenta haber recibido la venia oficial para instalarse en Venezuela. Un riguroso examen de los registros parroquiales contemporáneos sugiere, asimismo, que casó en la Española, con doña María Josefa Pueyo Urríes y Diez, hija del oidor de la audiencia local, el barbastrense don Andrés Pueyo Urríes y la pertusana doña Josefa Diez de Aux. De esta unión nacieron:
El mantuano Francisco de Paula Gascué y Ponte contrajo primeras nupcias, el 16 de julio de 1840, en la catedral de Caracas, con María Ana Blanco, hija de Maximiliano Blanco y María Josefa de Tovar. Después de enviudar, celebró un segundo casamiento con Rosa Cristina Carreño Martí, miembro de una destacada familia caraqueña íntimamente ligada al Libertador Bolívar, hija de Manuel Lorenzo de Carreño y María Higinia de Martí. En 1851 el consorcio marital se instaló en la que fuera morada del general Páez, en la ciudad de Maracay, donde Francisco se dedicó a administrar algunos predios agrícolas. En 1857 lo encontramos en Turmero, involucrado con el comercio del algodón. De este matrimonio descienden, por línea de varón, la familia venezolana de los Gascue-Carreño y sus ramas Gascue-Adrianza, Gascue-Alcega, Gascue-Anderson, Gascue-Báez, Gascue-Baiz, Gascue-Bertorelli, Gascue-González, Gascue-Infante, Gascue-Irazabal, Gascue-López, Gascue-Queremel, Gascue-Ríos, Gascue-Ruiz, Gascue-Schwarts y Gascue-Valery. Como colofón, aclararemos ahora lo tocante a las variantes que se verifican entre el topónimo dominicano Gazcue y el patronímico venezolano Gascué/Gascue. Es menester señalar que, de conformidad con las principales tendencias antroponímicas, se debe asumir como correcta y preferente la grafía que más se aproxime a la forma moderna del topónimo o palabra original. De ahí, que el nombre atribuido últimamente al ensanche capitalino adolece de todo fundamento científico, y exige ser revisado en cuanto que distorsiona de manera grave el estudio y entendimiento posterior de nuestro singular proceso histórico. |
|
|