INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC. |
Cápsulas Genealógicas |
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SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO Hoy |
SÁBADO, 16 DE MARZO DE 2024 |
Una cápsula del tiempo: los libros de matrimonio y bautismo de la parroquia de Santiago de 1859 (1 de 16) |
Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández |
A fines de julio de 1859, el presbítero José Eugenio Espinosa, cura de la parroquia San José de las Matas desde 1844, fue requerido por el arzobispo Fernando Arturo de Meriño para atender temporalmente la parroquia de Santiago de los Caballeros[1], donde había nacido al filo del siglo XVIII[2]. Espinosa entró en funciones en el mes de agosto siguiente y permaneció en la ciudad hasta fines del próximo mes de septiembre, cuando se le ordenó entregar la parroquia a los presbíteros Francisco Charbonneau y Anselmo Ramírez, designados como cura interino y teniente cura, respectivamente[3]. Durante su breve misión pastoral, el presbítero Espinosa asentó los matrimonios y bautismos que ofició en sendos libros foliados, que hoy se conservan encuadernados en un solo tomo de unas 45 páginas en el archivo de la Catedral Santiago Apóstol El Mayor. Espinosa retornó a la parroquia de San José de las Matas, donde se desempeñó hasta su muerte en 1882. Cuatro años después de haber ejercido su ministerio, en 1863, la ciudad fue barrida por un incendio durante la guerra de la Restauración. Para la genealogía y la historia de la ciudad, la pérdida resultante de aquella catástrofe fue irreparable. La memoria de la Primera República y la del resto de períodos antecedentes desapareció. La iglesia parroquial mayor, en la que ejerció Espinosa, quedó convertida en hospital y cuartel por los españoles, sitiados por los dominicanos, de modo que, con la pérdida de su archivo, ya diezmado por el terremoto de 1842 y el incendio de 1805, fue interrumpida para siempre la posibilidad de ahondar en las generaciones previas al incendio de una cantidad ingente de personas. El hecho de que se conserven los asientos de matrimonios y bautismos realizados entre agosto y septiembre de 1859 se explica, porque, sin duda, Espinosa los llevó consigo a su parroquia en La Sierra y en algún momento los retornó a Santiago. Ese hecho providencial nos legó un breve conjunto de actas, pero de un valor invaluable, pues resultan el único testimonio documental con que se cuenta en la ciudad anterior al incendio de 1863. La importancia de estos protocolos sacramentales salvados de las llamas nos motivó a transcribir el contenido esencial de sus actas, que permiten acercarnos a la configuración patronímica de Santiago y su entorno. |