El Faro a Colón, que desde 1992 descansa en la parte oriental de
la ciudad de Santo Domingo, fue propuesto por el historiador
Antonio
del Monte y Tejada en 1852 y propulsado a partir de 1914
por el colector de aduanas norteamericano William E. Pulliam. La
idea para el proyecto, que había germinado en Santo Domingo, fue
formalizada en el seno de la Unión Panamericana como un
monumento a ser erigido por todas las repúblicas americanas para
alojar los restos de Cristóbal Colón, “Descubridor de America y
Benefactor de la Humanidad”.
En la República Dominicana, el manejo del colosal faro ha pasado
por las manos de al menos doce gobernantes, habiendo
transcurrido ya 87 años desde que las naciones americanas
decidieron erigirlo. Durante todo este tiempo ha habido una
familia dominicana que de una forma u otra ha estado ligada al
monumento, la familia Troncoso.
Cuando se descubrieron los restos de Colón en nuestra Catedral,
en 1877, mientras se reparaba el piso de la misma, la primera
persona que vio la urna que contiene los restos fue Jesús María
Troncoso, Sacristán Mayor de la Catedral, y en este sentido dejó
escrito su testimonio. En cuanto al Faro a Colón, la
participación de esta familia se inicia con Jesús María Troncoso
Sánchez, cuando fue designado como Secretario de la delegación
dominicana para la V Conferencia Internacional Americana,
celebrada en Santiago de Chile en 1923.
Troncoso Sánchez era hijo de Manuel de Jesús Ulpiano Troncoso de
la Concha (1878-1955) y Silvia Alicia Sánchez Abréu (n. 1882).
El primero, que fue
presidente de la República y
presidente de
la Academia Dominicana de la Historia, era hijo de Jesús María
Troncoso,
sacristán
mayor de la Catedral, y de Baldomera de la
Concha. Alicia Sánchez, por su parte, era hija de Pedro Tomás
Sánchez e Isabel Abréu. Manuel de Jesús y Alicia casaron en 1901
y procrearon a Jesús María (1902-1982), Pedro (1904-1989),
Altagracia, Isabel, Wenceslao (1907-2008) y Lucila Troncoso
Sánchez.
En 1926, el
presidente
Horacio
Vásquez crea el primer Comité Ejecutivo Permanente del Faro de
Colón, en el cual formó parte, entre otros notables ciudadanos,
el Lic. Manuel de Jesús Troncoso de la Concha. A este comité,
que fue reorganizado en varias ocasiones, también pertenecieron
posteriormente Wenceslao y Pedro Troncoso Sánchez.
En el año 1992 el Faro a Colón quedó finalmente construido y se
trasladaron hasta allí los restos de Colón que reposaban en la
Catedral Metropolitana Santa María de La Encarnación, Primada de
América. Casi inmediatamente después, el
presidente Balaguer
designó a Pedro Morales Troncoso, hijo de Eduardo Morales y
Altagracia Troncoso Sánchez, como primer Gobernador del Faro.
Hoy en día, aunque es administrado como dependencia del
Ministerio de Cultura, el Faro a Colón sigue jurídicamente
ahijado por el Patronato del Faro a Colón, creado para “velar”
por el monumento. Este patronato está compuesto por el Arzobispo
de Santo Domingo, la Jefatura de Estado Mayor de la Marina de
Guerra, la Academia Dominicana de la Historia y el Ministerio de
Relaciones Exteriores. Manteniéndose clara la casi
ininterrumpida participación de los Troncoso en el Faro a Colón,
forma parte de este patronato, en calidad de
ministro de
relaciones
exteriores el
ingeniero
Carlos Morales Troncoso, hermano
del primer
gobernador, sobrino de varios de los miembros del
Comité Ejecutivo Permanente y nieto de Troncoso de la Concha.
Como podemos ver, por su casual vinculación al monumento, los
Troncoso tradicionalmente han sido protectores del Faro y de los
restos de Colón, desde el descubrimiento de los mismos en tierra
dominicana hasta el día de hoy. Se debe destacar que miembros de
esta familia han estado presentes en varias ocasiones en que se
ha abierto la urna que contiene los restos de Colón.
Hoy el Faro está, según reporta la prensa local, “entre la
oscuridad y el descuido”,
lo que nos pone a pensar que talvez el momento es propicio para
reclamar a los estados americanos el compromiso realizado hace
87 años, con el fin de revitalizar este ícono panamericano y
asegurar así su subsistencia en el futuro. Así también se
reivindica este protectorado que el destino aparenta haber
encargado a la familia Troncoso por más de un siglo.
Nota Bibliográfica: