Como sucede con muchas familias
dominicanas, la Saint-Hilaire tiene una difusa historia sobre su
origen. Una de las versiones que oí repetir innúmeras veces a mi
papá fue la de “un oficial de la Armada francesa llamado Nicolás
Saint-Hilaire que vino a Haití con la tropa de Leclerc y tuvo un
hijo con una haitiana, que tenía que ser blanca, porque todos
los Saint-Hilaire lo somos. Nicolás comentó que cuando regresara
a Francia se llevaría el hijo y al enterarse la mamá de esta
situación, para evitarla, se vino a vivir a Sabaneta, hoy
Santiago Rodríguez, y de ese descendemos todos los Saint-Hilaire”.
Otros grupos familiares tienen versiones parecidas y los que no,
dan como un hecho la ascendencia francesa. Cuando se han ido
enterando de mi investigación, lo primero que me preguntan es
“¿ya llegaste a Francia?”, atraídos por la leyenda de una
supuesta herencia.
Para mayor coincidencia, al
iniciar mis investigaciones de genealogista en ciernes y
consultar actas del Estado Civil y de la Iglesia Católica que
reposan microfilmadas en el Centro de Historia Familiar de la
Iglesia de los Santos de los Últimos Días y conocer a Milagros
Acosta de Saint-Hilaire, ésta me dijo que descendíamos de un
Nicolás Saint-Hilaire que vivió en Samaná, casado con Isabel
Toledo, a quien la señora Acosta le endilga condiciones de
nobleza y de parentela con María de Toledo, lo que le agregó más
interés a la investigación y hasta una nueva condición, la de
descender de nobles. Yo que con frecuencia y a modo de chanza me
presento como el “Príncipe de Dajabón”.
Los Saint-Hilaire
en Samaná
Esta información de un Saint-Hilaire
en Samaná, tan lejos de Santiago Rodríguez, en donde yo entendía
se había radicado el primero de nuestros ancestros, me obligó a
expandir el radio de investigación pues entendía que era
necesario y pertinente dejar claro si Nicolás Saint-Hilaire, el
samanés, era nuestro antepasado o si se trataba de otra persona
de quien diferentes autores hacen referencia, como es el caso de
Edwin Espinal en la cápsula “Los Descendientes de la tropa de
Leclerc”, publicada en el suplemento sabatino Areíto del
periódico Hoy en fecha 3 de diciembre de 2005; Gregorio Elías
Penzo en su obra póstuma “Hombres y mujeres notables y
benefactores de Samaná (1493-1910)” quien dice que su
descendencia lo fueron María, Eustaquio y Paúl, radicándose este
último en Puerto Plata; Emilio Rodríguez Demorizi en su libro
“Samaná, pasado y porvenir”; George Lockward en “Protestantismo
en Dominicana”; y Carlos Larrazábal Blanco en “Familias
Dominicanas” tomo VIII, quien consigna como descendientes de
Nicolás Saint-Hilaire e Isabel Toledo a Eleuterio Manuel y a
Tomás José María.
Existen algunas referencias no
coincidentes sobre la profesión de Nicolás Saint-Hilaire.
Emilio Rodríguez Demorizi en su libro “Samaná pasado y porvenir”,
página 73, en el capítulo MANUEL DE HITA, PENINSULA DE SAMANA Y
SU BAHIA, nota (6), dice que Manuel Hita, Teniente Coronel del
Real Cuerpo de Ingenieros, en virtud de una Orden Real del
Capitán General de Santo Domingo de fecha 28 de abril de 1818,
redactó una “Memoria histórica, política, topográfica, militar y
comercial de la península de Samaná”, inédito, cuya segunda
parte se basa en una “Memoria” desconocida del médico francés
Saint Hilaire; George Lockward, en su libro “El protestantismo
en Dominicana”, citando un informe de fecha 11 de febrero de
1825 del pastor Dr. Burton al obispo Richard Allen de la Iglesia
Africana Metodista Episcopal, dice “respecto al Dr. Nicolás
Saint-Hilaire”, pero el referido informe es una carta del Dr.
Belfast Burton al reverendo Richard Allen de la fecha referida,
que entre otras cosas lo que dice es, tomado del mismo libro, lo
siguiente: “…He tenido que ejercer la medicina en gran manera a
beneficio de los emigrados, nativos, “Americans”, comerciantes,
capitanes de barcos y marinos. No hallé aquí donde adquirir
medicina y por suerte traje gran cantidad conmigo y ni había
médicos, excepto un excelente caballero francés que había
perdido totalmente la vista debido a la catarata, persona de la
mejor disposición que haya jamás conocido, muy instruido y que
habla español y francés con toda corrección, y se dice que tiene
perfecto dominio del griego y del latín. Es sin duda persona de
muchos conocimientos a quien le debemos buena parte de lo que a
seguida diremos de Samaná y sus productos…”, para más adelante
decir, con respecto a lo que informó sobre Samaná: “A pesar de
todo esto me ha sido informado principalmente por el doctor
Hilaire”, (obra citada, pág. 158)”. Es decir, el Dr. Burton no
dice Dr. Nicolás Saint-Hilaire, si no doctor Hilaire.
La existencia de Nicolás Saint-Hilaire
confirmada por Larrázabal Blanco en su libro citado, la
corrobora el Acta de Defunción Eclesiástica de su hijo Eleuterio.
En la misma, el sacerdote que realizó los oficios de sepultura
indica que lo hizo respecto del cadáver de “Eleuterio Saint-Hilaire,
el 11 de noviembre de 1886, soltero, como de cuarenta y cinco
años de edad, hijo legítimo de Nicolás e Isabel de Toledo,
difuntos, natural de esta, no testó ni recibió sacramento por no
haberlo solicitado, de lo que doy fe, Elías Yrrizari”. Por esta
acta podemos suponer que nació hacia 1841. De E. Saint-Hilaire
hace referencia Demorizi como firmante del acta de proclamación
de la anexión a España el 20 de marzo de 1861 en su libro citado,
página 33; quien por supuesto tiene que ser este Eleuterio, hijo
de Nicolás. También en la página 105 de la citada obra, como
subtítulo de TERCER EXTRACTO de la Memoria de Manuel de Hita,
Rodríguez Demorizi transcribe lo siguiente: “Sacado de una
Memoria formada por el Médico Cirujano de la Armada Real de
Francia M. Saint Hilayre”. De este documento concluimos que, al
parecer, en Samaná pudieron haber existido dos Saint-Hilaire,
Nicolás y M. Saint-Hilaire.
Llama la atención que siendo M.
St. Hilaire Médico Cirujano de la Armada Real de Francia, no
figure como tal entre los cuerpos militares con presencia en la
isla. Emilio Rodríguez Demorizi en “La Era de Francia en Santo
Domingo”, reproduce una relación del Estado de fecha 3 Termidor,
año 12 de la República Francesa, (21 de julio de 1804) del
General Ferrand, investido como General Comandante y
Administrador de la Colonia de Santo Domingo, que detalla el
personal de mando, que incluía médicos, cirujanos y
farmacéuticos. Ninguno de ellos lleva el apellido Saint-Hilaire. En
el hospital de Samaná sólo figuran los nombres de Dubisy,
empleado de segunda clase y de Tessón, cirujano. Del personal
que se agregó a partir del 1 de enero de 1809 ninguno fue
asignado a Samaná y tampoco habían Saint-Hilaire.
Los Saint-Hilaire
en Puerto Plata
Como Gregorio Elías Penzo en su
obra póstuma “Hombres y mujeres notables y benefactores de
Samaná (1493-1910)” refiriéndose a Paúl Toledo, supuesto hijo de
Nicolás Saint-Hilaire e Isabel Toledo, dice que se “estableció
en Puerto Plata, donde formó familia” dirigí mis pasos a los
archivos de la Novia del Atlántico encontrando, en vez de a Paúl,
a Alfonso Saint-Hilaire, casado con Catariana de la Cruz, tal y
como está consignado en el Acta de Bautismo de su hijo
Estanislao Julio, Libro III, de Bautismos, correspondiente al
período 1826-1827, folio 44, del 4 de febrero de 1850. Alfonso y
Catariana aparecen como padrinos en diversas actas como reflejo
de sus actividades sociales. En diferentes actas se dice que
éste era “teniente de regimiento cantonado en esta ciudad” y en
otras que era comerciante. En algunas, su nombre está consignado
como Alfonso de Saint-Hilaire. Falleció el 10 de noviembre de
1859 a la edad de 32 años, según Acta de Defunción No. 78 de la
fecha, del Libro III de Defunciones, correspondiente al período
1841-1862. Debió nacer entonces hacia 1827. De su hijo no
encontré ningún rastro posterior.
Sobre su viuda Catariana de la
Cruz, en el Archivo General de la Nación encontré, el Acto de
Venta # 50, instrumentado en 1870 por notario público por el
cual ella vendió a “Gregorio Rivas la mitad de unos terrenos en
la Península de Samaná, en lugares de Punta Balandra, Rincón,
Herradura, Cabo Cabrón y Puerto Escondido”. En el mismo su
nombre está registrado como Catalina de la Cruz de Villa Vda. de
A. Saint-Hilaire, por lo que entiendo que había vuelto a casarse
con alguien apellido Villa o que esta era una referencia a su
lugar de domicilio. Con Alfonso y su hijo se extingue el
apellido Saint-Hilaire en Puerto Plata en esa época. Las
conjeturas con Alfonso terminarán cuando demos con su testamento,
realizado en 1859. Un dato a tener en cuenta es que entre las
fechas de nacimiento de Eleuterio y Alfonso hay 14 años de
diferencia, habiendo nacido primero Alfonso.
Los Saint-Hilaire
en Santiago Rodríguez
Mis investigaciones en los
archivos de Santiago Rodríguez comenzaron a dar frutos muy
rápidamente, encontrando actas donde aparecían los nombres de
Tomás y Pascual, aquellos muchachos que según mi papá eran los
hijos de ese descendiente del Oficial de la Armada Francesa,
pero que para sorpresa mía, nadie en la familia sabía el nombre
de su madre, la que lo crió en Sabaneta, aunque sí el del padre
ausente. Muy seguido aparecieron nombres como José María, Felipa
y Antigua, contemporáneos de los dos primeros, lo que me hizo
sospechar que fueran sus hermanos, lo que pude comprobar en
distintas actas; los cinco son hijos de Juan Saint-Hilaire y
Josefa Bueno. Existe un sexto nombre, Juana Saint-Hilaire, a
quien por falta de documentación no he consignado como hija de
esta pareja pero que muy bien puede serlo.
También existió el nombrado
Fortuné Saint-Hilaire. En el Acta de Bautizo No. 10, Folio 371
del Libro de Bautismos de Sabaneta, correspondiente al 27 de
enero de 1875, donde se consigna el bautismo de María Gregoria,
nacida el 28 de noviembre de 1874 en Hato Viejo, hija legítima
de Juan de Dios Díaz y María del Pilar Tejada, mis bisabuelos,
siendo sus padrinos Juan Gómez y Ramona Reynoso. El acta indica
que estos la apadrinaron “por procuración de Fortuné Saint-Hilaire,
de El Guanal”. Creí que Fortuné sería nuestro primer antepasado
en suelo dominicano, pero de él no he encontrado más noticias.
Como pueden ver en esta referencia, la relación de los Saint-Hilaire
y los Díaz viene desde muy lejos. He encontrado varios
entronques familiares Saint-Hilaire Díaz y Díaz Saint-Hilaire.
Como confirmación de esto que acabo de referirles, en el acta
del segundo matrimonio de Tomás Saint-Hilaire, celebrado el 12
de agosto de 1915 en El Guanal, hay una nota que dice: “Tomás
Saint-Hilaire, natural de Sabaneta, domiciliado en El Guanal,
viudo de Josefa Díaz, fallecida el 5 de marzo de 1903, contrae
matrimonio con Josefa Díaz, natural de Sabaneta y residente en
Boca de los Ríos, viuda de Claudio Díaz, fallecido el 8 de
septiembre de 1897, hija legítima de Gregorio Díaz y Dorotea
Tineo, difuntos”.
El 20 de enero de 2008 tuve la
oportunidad de entrevistarme con Samuel Saint-Hilaire Caba, el
familiar de más edad que vivía en El Guanal, Santiago Rodríguez
y éste me confirmó lo que había encontrado en los documentos,
que el primer Saint-Hilaire progenitor de la extirpe en esa
provincia y de ese lugar en particular, lo fue Juan Saint-Hilaire,
“tío Jean” como bien tuvo en decirme, para más adelante acotar:
“Papá me decía que esa gente vino aquí por las revoluciones”.
Existe una coincidencia entre lo que me dijo Samuel y la
historia que contaba mi papá en cuanto a que era hijo único.
Juan Saint-Hilaire nació hacia
1802, según se desprende de su Acta de Confirmación que reposa
en el Archivo de la Arquidiócesis de Santo Domingo, Libro # 9 de
Actas de Confirmación de 1872 de San José de las Matas y San
Joaquín de Guayubín, instrumentada en Sabaneta el 6 de noviembre
de 1872, (día de mi cumpleaños) por Leopoldo Santanché de
Aguasanta, Bicario Apostólico de la Diócesis de Santo Domingo,
la cual indica que Juan tenía 70 años de edad, que era hijo de
Francisco Sentelén (Saint-Hilaire), y que su padrino lo fue E.
Reyes. No se menciona el nombre de su madre. De esa misma fecha
y referencia, hay otra acta de Ramón, de 9 años de edad, hijo
natural de Juana Santelén (Saint-Hilaire), habiendo sido su
padrino J. Díaz, quien como dije, podría ser la sexta hija de
Juan.
Los Saint-Hilaire
en Saint Domingue
El
apellido Saint-Hilaire parece tener su origen en la Abadía
Benedictina de Saint-Hilaire, cuya primera referencia escrita se
remonta al año 825, fecha para la cual ya guardaba los restos
del santo y es en su interior y alrededores en que se desarrolla
o se funda el pueblo de Saint-Hilaire en Francia. Un texto de
1386 reglamenta la guarda de las claves de las puertas de la
ciudad por una parte y las del monasterio por otra. También,
como veremos más adelante, puede estar ligado al lugar de
nacimiento del santo, Poitiers, Francia.
Sobre su presencia en suelo de la isla de Santo Domingo existen
varias referencias en la Colonia Francesa de Saint-Domingue
desde antes de 1800. Y a propósito de lo que me narró Samuel
Saint-Hilaire en mi entrevista referida sobre que “esa gente
vino por las revoluciones”, traigo a colación una cita del libro
“Manual de Historia de Haití” de Jean Chrisostome Dorsainvil,
pág. 48 en el cual al referirse a la “Insurrección de los
esclavos del Norte”, la que estalló en la noche del 22 de agosto
de 1791, dice: “Por todas partes masacre…hubo actos conmovedores
de abnegación: muchos colonos, menos duros que los demás, o más
humanos, con sus familias fueron conducidos a lugares seguros
por esclavos agradecidos.” ¿Dónde estarían esos “lugares seguros”,
me pregunto yo? Sin ninguna duda, en la parte Este o española de
la isla.
Es
bueno señalar que por efecto del Tratado de Basilea del 22 de
julio de 1795, España cedió a Francia su dominio sobre la parte
Este de la Española, y aunque ésta no tomó posesión de la misma,
envió funcionarios y misiones de reconocimientos tomando control
militar de la parte (antes) española con la llegada de la Tropa
de Leclerc el 29 de enero de 1802, cuyo período más importante
para nosotros es en el cual estuvo al mando el general Luis
Ferrand, que finalizó con la Reconquista de Sánchez Ramírez en
1809, para luego agregarse 22 años de ocupación haitiana que
dejó evidentes y claros signos de su presencia, uno de cuyos
mejores ejemplos es la población de la provincia de San
Cristóbal.
Sostengo la hipótesis de que los apellidos dominicanos de origen
francés nos llegaron por intermedio de la colonia francesa de
Saint Domingue, como consecuencia del intercambio comercial
entre ambas colonias, los acontecimientos que comenzaron con la
“insurrección de los esclavos de 1791” y que se extendieron
hasta la Independencia Nacional el 27 de febrero de 1844, y no
con la Tropa de Leclerc, como refieren muchos y casi la
totalidad de los que llevan esos apellidos. Para corroborarla,
en adición a lo citado en el párrafo anterior, traigo lo
referido en el libro “Viajeros de Francia a Santo Domingo” de
Emilio Rodríguez Demorizi, capítulo “Reconocimiento militar de
las cuatro comunes de Dajabón, Santiago, Puerto Plata y
Montecristi” realizado por Vincent en 1797, que con respecto a
Dajabón dice, cito, página 99: “Por lo demás, la villa de
Dajabón, que según se ha dicho, debe su nacimiento a la Colonia
Francesa, está hoy más que nunca poblada por habitantes de esta
misma Parte”. De la página 103 transcribo: “Monte Crhisti,
capital de la jurisdicción del mismo nombre, cuya población
puede elevarse de 4,000 a 5,000 habitantes, comprende de
trescientas a cuatrocientos sujetos, en su mayoría refugiados de
la Colonia Francesa”.
Otros testimonios al respecto los encontramos en el libro “La
Era de Francia en Santo Domingo, de Emilio Rodríguez Demorizi,
página 51, capítulo DORVO SULASTRE, en el que se reproduce el
reporte de un viaje por tierra que hizo dicho señor desde Santo
Domingo a Cabo Francés, las capitales de ambas colonias. De las
páginas 67 y 68 transcribo lo siguiente: “Todos los blancos y
negros fieles, que pudieron alcanzar las fronteras españolas
fueron por lo general, acogidos con el más vivo interés por lo
súbditos de su Majestad Católica. No solamente ellos encontraron
asilo, sino que también dejaron a los que quisieron establecerse
allí, en libertad de hacerlo, aunque las leyes españolas sean
muy contrarias a las extranjeras”. Al relatar lo que le sucedió
a Francoise Dalalande, a quien unos negros le violaron y
asesinaron sus hijas por venganzas personales, dice: “Sus fieles
esclavos que se habían ocultado durante aquella sangrienta
tragedia se lo llevaron con su mujer y lo condujeron a Monte
Cristi, de donde él se dirigió a Santo Domingo con sus dos hijos
que habían venido a unirse con él. Un español conmovido de las
desgracias de aquella familia, le cedió una docena de fanegas de
tierra, en la cual Mr. Dalalande estaba establecido cuando
llegamos a Santo Domingo”. La cantidad de franceses que cruzaron
hacia la parte española de la isla fue tal que más adelante
dice: “La llegada de 1500 a 2000 refugiados de la parte francesa
dio a los señores Dalalande la idea de dedicarse a ese género de
industria” (agricultura). En otra parte del libro citado de
Rodríguez Demorizi hay una referencia a la “Lista de emigrados
franceses en San Juan de la Maguana, manuscritos en el Archivo
General de la Nación, Época Colonial, Legajo 26, expediente 6 de
1794”, la cual no hemos podido localizar aún, Nota (2), páginas
35 y 36.
Del mismo libro de Rodríguez Demorizi, “La Era de Francia en
Santo Domingo”, y específicamente del capítulo “Antonio Chanlate”
, General de Brigada y Comisario del Gobierno francés en la
parte (antes) española de Santo Domingo”, del 9 de junio de
1800, página 221 transcribo lo siguiente: “Lo que es asombroso,
pero muy cierto, es que los esclavos de la parte española han
preferido su estado a la facilidad que tenían para pasarse a la
parte francesa, donde la libertad los esperaba; pero también es
verdad que esa libertad estaba acompañada de todos los excesos
de la licencia, y que los que mandaban más interés tenían en
fomentarla que en reprimirla. Muchos franceses de todos los
colores, de todos principios y opiniones frecuentaron la
parte española; los unos (y fue el mayor número) buscando
refugio contra la persecución, los robos y los asesinatos, que
llegaron a ser los elementos propios del gobierno colonial; los
otros, para alimentar turbulencias y explayar su talento
desorganizador. La estabilidad del Gobierno protegió a los
primeros y exterminó a los segundos, obligándolos a acogerse a
parajes más dispuestos para seguir la perfidia moral del
desorden.”
Me
pregunté: ¿Qué efecto pudo tener la tropa que quedó en la
colonia (antes) española de Santo Domingo sobre los apellidos
dominicanos de origen francés? En el libro “Diario de la
Reconquista” de Juan Sánchez Ramírez, página 6, nota (9), se
dice: “Ferrand, dueño de la plaza, tomó todas las medidas
necesarias para asegurar (prevenir) un golpe de estado,
primeramente, una fusión de la guarnición con sus propios
soldados; después llamó a todos los que habían formado parte del
ejército, a cualquier título que hubiera sido: franceses,
colonos, comerciantes, refugiados en las colonias vecinas.
Fueron enviadas proclamas a todas partes y todos los que
acudieron a la llamada del general fueron bien acogidos”. Agrega
que logró juntar 1,800 hombres, 300 de ellos venidos del
exterior. Con los que pudo hacer frente a las hordas de
Dessalines que puso cerco a la Capital.”- Es probable que
colonos venidos de Saint Domingue o que este llamado de Ferrand
produjera lo que se lee en la página 35 del libro citado, nota
(69): “Entre los franceses que se mencionan en distintas
escrituras, establecidos en el Este y dedicados a la extracción
de maderas, estaban: Juan Pion, F. Doumas, Francoise Gilbert,
Mr. Carton (en La Romana), Francois Nole (en la boca del Yuma),
Mr. Claude Montás, natural de Mirabalais (en Quiabón abajo), Mr.
Terrien, Jean Lampiére, Siló, Lamota o Lamothe en…” en Yuma. En
la página 68, nota (136), al comentar la situación en el Sur,
se lee lo que sigue: “En Baní había un espíritu de quietud
causado por la influencia de residentes franceses…”. Un apellido
emblemático banilejo de origen francés es el Dumé. Otro dato
interesante en este mismo tenor lo encontramos en la página 81,
en el Diario de Sánchez Ramírez, correspondiente al 3 de
diciembre, dice: “Sánchez a Montes (don Toribio Montes,
Gobernador de la Isla de Puerto Rico): desde que Ferrand salió a
guerrear han llegado al Puerto de Santo Domingo, procedentes de
Cuba, cuatro barcos conduciendo familias francesas; ha escrito
allá que no envíen más familias, y ruega a Montes que haga lo
mismo porque Santo Domingo no es ni será francés en ningún
tiempo.”
Pero, realizada la reconquista por Juan Sánchez Ramírez, ¿qué le
pudo pasar a las familias francesas asentadas en suelo
dominicano? En el Acto de Capitulación francesa del 7 de julo de
1809, Capitulo III, dice: “Todos los individuos de cualquier
sexo, condición o color que sean, franceses o españoles, que no
quieran quedarse en Santo Domingo, en el término de 10 días,
serán transportados a costa del Gobierno inglés a los Estados
Unidos de América, o a las Islas de barlovento o sotavento”. Y
en la Respuesta del Capítulo IV dice que “Todos los sujetos
franceses designados por el artículo III, o actualmente en la
parte Este de Santo Domingo que quedaren en ella después de la
evacuación, serán protegidos; sus propiedades de cualquier
naturaleza(s) que sean, serán respetadas, y tendrán un año para
disponer de ellas a su gusto, por ellos mismos, o por sus
representantes.”, lo que debió facilitarle quedarse por siempre
en suelo dominicano. Es bueno aclarar que los soldados franceses
fueron llevados prisioneros, unos pocos a Puerto Rico, y después
de la capitulación, a Jamaica.
De
mis investigaciones en las Actas del Estado Civil de
Saint-Domingue, anteriores a 1800, les puedo decir que he
encontrado prácticamente todos los apellidos dominicanos de
origen francés de la Línea Noroeste con la casi única excepción
del Fondeur, pues hasta el Lajeunesse, que los Bergés trastocan
por La Juvenile y que según ellos era el apellido de Margarita,
presunta dama de compañía de la esposa de Leclerc, Paulina
Bonaparte, ya existía en Saint Domingue. Sin ninguna dudas, el
hallazgo más importante es el de Julien Augustin Sicard,
comerciante de Fort Liberté, quien el 20 de mayo de 1799
declara el nacimiento de su hija Mary Ann Sicard que ha tenido
con la ciudadana Ann Rogers, su esposa, que nació en Bordenton,
Estado de New Jersey, América del Norte, el 12 de julio de 1794.
Este señor es el tronco de los Sicard de La Vega, quien fue
Caballero de la Orden Real y Gran Maestro de Ceremonias del Rey
Cristóbal en Haití.
A
modo de ejemplo, en los documentos de la Colonia Francesa de
Saint Domingue consultados hasta ahora, he encontrado, entre
otros, los siguientes apellidos, en adición al Saint-Hilaire:
Archambaud, Arnau, Baidallac, Belliard, Benoit, Berger, Borda,
Bourbón, Bretón, Chevallier, Deschamps, Duperón, Durand y
Durant, Duvergé, Espallac, Espinary, Ferdinand, Fortuna, Gastón,
Gautier, Gautreau, Imbert, Jaques, Joubert, Lachapelle, Lalane,
Lambert, Leclair, Leclet, Lemoine, Lombard, Marichal, Mayer,
Metz, Michel, Miniere, Moreau, Morel, Nadal, Noel, Olivieau,
Olivier, Pelletier, Porcelle, PrudHome, Roullet, Saillant,
Sicard, Valle, Verger y Villenueve.
Buscando a los Saint-Hilaire en
la colonia francesa de Saint Domingue, encontré las actas que
les señalaré más adelante, las cuales revelan la presencia del
apellido en la isla desde antes de la llegada de la Tropa de
Leclerc. Como es sabido, la Colonia Francesa de Saint Domingue
se abastecía de ganado de la parte española de la isla,
produciendo que entre los habitantes de ambos lados hubiese
buenas relaciones, las que debieron llegar a la amistad, y fue
lo que se sobrepuso al deseo español de expulsar y exterminar al
francés, ya que la guerra que se llevaba en Europa repercutía en
América. Para edificarlos mejor, les comento que los padres de
Pedro Santana, quienes vivían en Hincha, se casaron en Fort
Liberté el 3 de mayo de 1799. También he encontrado actas de
otros dominicanos en suelo de la Colonia Francesa, siempre
refiriéndome a los pueblos del Norte que son los que he
investigado. Pues bien, el negocio y las buenas relaciones que
este dejaba se escapaba al control de España lo que motivó su
prohibición, la que se hizo, cito: “Por Bando del 15 de octubre
de 1751, el Gobernador Rubio y Peñaranda prohibió a pena de la
vida, etc., el comercio de ganado vacuno y caballar con la
Colonia francesa, en vista del abuso que cometían en este
tráfico, con perjuicio de la Metrópoli, los dueños de los hatos,
principalmente los de las regiones fronterizas.”, tomado de “La
Era de Francia en Santo Domingo” de Rodríguez Demorizi, nota
183, página 174. En el libro “La Colonización de la Frontera
Dominicana, 1680-1795” de Manuel Vicente Hernández González,
publicado por el Archivo General de la Nación y la Academia
Dominicana de la Historia en el 2006, hay una buena
documentación del intercambio comercial entre ambas colonias
donde Dajabón era el centro. De 1779 dice, en la página 125, que
“Lo más llamativo es la exportación directa por franceses tanto
de madera como de la leña”, lo que indica que esa gente vivía en
la parte española o tenía muy buenas relaciones como para
exportar por sí mismos hacia la parte francesa.
Un acta en el Folio 103, con
fecha del 26 de noviembre 1788, de Port Dauphin (Bayahá) dice:
“Yo bauticé a Jean François, quadroon, nacido el 7 de octubre,
hijo natural de Marie Catherine de la casa de St. Hilaire,
mulata libre, que vive en l’Acul Samedi. El padrino,
Jean-François Aubaret, mulato libre; madrina, Marie Jeanne,
mulata libre, ambos padrinos que viven l’Acul Samedi.
En el Libro de Actas del Estado
Civil de Saint Domingue, Fort Liberté, Folios 29 y 30, correspondiente
a 1799, dice “Hoy 22 de septiembre 1799 ha comparecido ante
nosotros, François Collet Noel, Agente Municipal de la comuna de
Fort Liberté, la súbdita Marie Magdelaine, empleada doméstica
del señor Roullet, comerciante de oro que reside en esta ciudad,
quien, junto con los ciudadanos Saint-Hilaire, funcionario de la
administración del departamento de Montecristi, y en la
actualidad en esta ciudad, y el anteriormente mencionado
Jean-François Roullet, testigos expresamente convocados por la
anteriormente mencionada súbdita; Marie Magdelaine nos ha
mostrado un niño, que ella declara haber procreado con el
ciudadano Blondin, agregado militar del 106 º regimiento, que se
encuentra actualmente en Francia, como lo demuestran sus dos
cartas del 7 de enero de 1799 y 9 de febrero de 1799
respectivamente, las cuales están bajo mi custodia en las
oficinas de esta administración; que dicho niño nació el 14 de
abril de 1798 y al que le pusieron por nombre Saint-Hilaire
Blodín. Por estas razones, nosotros, el agente mencionado
precedentemente, ha elaborado el presente proceso verbal, que
hemos firmado junto a los dos testigos, estando ausente el padre
del niño, y la madre declara, después que se le preguntó, que
ella no sabe escribir ni firmar su nombre. Firmado: Rouillet,
Collet, St. Hilaire.”
Otra acta de Port Dauphin, dice:
“Hoy 14 de julio ha sido inhumado el cuerpo del nombrado
Hilaire Begol alias St Hilaire, nativo de Laudun del Setou
jurisdicción de Poitier, hijo de Pierre y de Magdelaine Robert
muerto el mismo día de 1791, habiendo recibido los sacramentos.
F. Cayne Carne Cuvé.” Como mencioné anteriormente, Poitiers en
Francia es el lugar de nacimiento de San Hilario.
Desarrollo de
los Saint-Hilaire de Santiago Rodríguez
Los Saint-Hilaire se han
destacado desde un principio. Según lo consigna J. Agustín
Concepción en su libro “Síntesis Histórica del Municipio de
Santiago Rodríguez”, Tomás Saint-Hilaire fue de los que
firmaron el Acta de Anexión a España de la Común el 25 de marzo
de 1861, pero también estuvo al lado de los restauradores con
posterioridad. Cito: “Entre otros nativos de Sabaneta que
participaron en las jornadas de la Separación se cuentan el
general José Cabrera, que fue de los primeros tenientes del
todavía coronel Santiago Rodríguez; el general Anselmo Gómez
Lázaro y los hermanos Tomás y Pascual Saint-Hilaire.”
En la referencia a la captura
del prócer Manuel Rodríguez Objío acaecida en El Pino (Lugar
donde mis padres fueron maestros de escuela entre 1937 y 1950),
el 17 de marzo de 1871, alzado contra Báez, J. Agustín
Concepción señala que “La captura se produjo después que los
generales Juan G. Gómez y Tomás Saint-Hilaire derrotaron en las
cercanías de Sabaneta las fuerzas rebeldes comandadas por el
general Luperón.” En otra parte de su libro, Concepción dice:
“Para cerrar esta primera parte, glosaremos una honrosa mención
que en 1874 se hacía desde el Ministerio de la Guerra acerca
del entonces coronel Tomás Saint-Hilaire, oriundo de Sabaneta.
Fue el caso de que, al cesar esa vez como comandante de armas, a
Saint-Hilaire se le ascendió a general de brigada, "en
recontamiento de sus méritos.” Tomás, con rango de coronel, fue
designado Comandante de Armas en 1874 y además fue propietario
de alambiques. Falleció el 8 de octubre de 1918 en El Guanal.
Tomás casó en primeras nupcias
el 11 de enero de 1862 con Josefa Díaz, hija legítima de Felipe
y María Gómez, según está registrado en el Acta No. 52, Folio 11
del Libro de Matrimonios Eclesiástico de Sabaneta por el padre
Juan Pineda. Esta pareja procreó a José Francisco, Manuel María,
Ramón Lilos de los Santos, María Mercéd, José María y a Juana
Timotea Evangelista, confirmados por sus respectivas actas de
bautismo.
Pascual se radicó en Aminilla,
Dajabón, diseminando el apellido por toda la provincia, tronco
del cual desciende quien les habla. No he encontrado su acta de
matrimonio, aunque en el acta de bautismo de su hijo Remigio,
procreado con Francisca Estévez, nacido en El Guanal, dice que
es hijo legítimo - Falleció ahogado tratando de cruzar el río
Mao, el 11 de junio de 1886. Hay una leyenda que trastrueca este
ahogamiento por el de uno que “fue enviado a estudiar a Francia
para darle seguimiento a la herencia de Nicolás Saint-Hilaire,
pero al ahogarse se perdió el rastro y contacto”. Sus hijos
fueron, con Francisca Rodríguez son José Enemencio, mi bisabuelo,
Manuel Encarnación, Francisco Antonio, José de Jesús; con
Francisca de Vargas, Remigio y María Eugenia; con María
Francisca Estévez, Juan de Jesús y con María Ramos, Florentina.
José María se quedó a vivir en
El Guanal, procreando trece hijos con Simeona de Jesús Taveras,
recibiendo la confirmación eclesiástica el 6 de noviembre de
1872, el mismo día que su papá. Dice que tenía 30 años de edad y
el padrino lo fue P. Bueno. La prole de esta pareja estaba
formada por Ana Josefa, José Francisco, María Josefa, Olimpia,
María de los Angeles, Eugenia Dolores, José Obino, María,
Fabiana, Ismael, Eleodoro Antonio, María Lastenia e Ismael
Octaviano.
María Antigua aunque casó con
Gregorio Abreu Gómez, de Cotuí, según el Acta de Matrimonio
Eclesiástico de Sabaneta, Folio 38 No. 10 del 5 de octubre de
1875, tuvo un solo hijo natural con un señor conocido como
Calimaco. Su unigénito, José del Carmen Saint-Hilaire, fue Jefe
Comunal y en 1914 presidió un Comité Velazquista en vísperas de
las elecciones de ese año, dejando una larga descendencia, pues
con su esposa Ercilia de Jesús Céspedes Fernández procreó 16
hijos.
Felipa casó con Manuel Merced
(Don Sesé) Peralta procreando ocho hijos; falleció el 1 de
agosto de 1914, según el Acta de Defunción Folio 42, No. 1 del
Libro de Defunciones de Sabaneta. Sus hijos fueron, M…nio (nombre
no identificado todavía), Manuel Antonio, Juana Ramona,
Francisco Antonio, Calisto, María Josefa, María de los Santos y
Juan de Dios, alias Sandó. De este tronco hay mucho que
investigar pues su descendencia ha perdido el contacto con los
Saint-Hilaire.
En relación a cómo se han
destacado los Saint-Hilaire, podemos agregar que en 1924, Mérido
Saint-Hilaire fue electo Regidor del Ayuntamiento Municipal de
Sabaneta y entre los músicos de la Banda Municipal de esa misma
ciudad de 1941 estaba Pedro V. Saint-Hilaire.
Domingo Saint-Hilaire,
descendiente del tronco de Antigua, legendario periodista del
Listín Diario radicado en Santiago es sin dudas la persona que
más sonoridad le ha dado al apellido pues sus crónicas
deportivas son de larga data. En Santiago existe una gran
concentración de representantes del apellido, entre los que se
destacan Rafael de la Cruz Saint-Hilaire Pérez del tronco de
Antigua, fundador de la compañía INGCO, que hizo importantes
aportes urbanísticos en esa ciudad como son las urbanizaciones
Villa Olga, Tierra Alta y Monterrico y Los Prados en Santo
Domingo, figurando como contraparte dominicana en la
construcción de las presas Jigüey Aguacate; En Santiago
Rodríguez, Diocles Saint-Hilaire Collado, también del tronco de
Antigua, se desempeñó por mucho tiempo como empleado del Banco
Agrícola y fue uno de sus meritorios Gerentes de Sucursal.
Rafael Bolívar Ferdinand Saint-Hilaire, quien en la actualidad
tiene 92 años de edad, hizo una destacada labor en el magisterio,
desde 1942 a 1979, pasando por maestro de escuela rural e
Inspector de Educación además de Santiago Rodríguez, en Mao,
Montecristi, Santiago, Jánico, San José de las Matas e Higüey;
en 1962 fue designado Gobernador Provincial de Santiago
Rodríguez y en 1963 Encargado de la Oficina de Construcciones
Escolares con asiento en Santo Domingo.
Dimas Antonio Saint-Hilaire
Collado fue profesor fundador en 1962, junto con César Saint-Hilaire,
Jorge Esterlin Echavarría y otros, del liceo de Santiago
Rodríguez , Librado Eugenio Belliard,. Vino a Santo Domingo en
1963, comenzando primero en la Escuela Primaria Honduras en el
Ensanche María Auxiliadora y luego en el Liceo Víctor Estrella
Liz, como inspector y profesor. Cuando terminaba en este centro,
pasaba al Colegio Patrón San José de la profesora Leticia Silié
Gatón, y luego iba a la UASD donde se graduó de Lic. en
Pedagogía Mención Letras. En el Estrella Liz recibió diferentes
reconocimientos y por eso el aula número 23 lleva su nombre.
Cesaron sus funciones en 1990.
José Nemencio Saint-Hilaire Díaz,
tío Chepe, hijo de mis bisabuelos, se fue a vivir a Cuba como
exiliado político de la dictadura de Trujillo; vivió en Santiago
de Cuba y falleció en esa misma ciudad el 21 de marzo de 1979,
donde fue enterrado con honores de héroe, cubierto con la
bandera nacional dominicana, pues fue “de los fundadores del
Partido Revolucionario Dominicano en Cuba” según nos refirió su
hija dominicana, Idalia Saint-Hilaire, dejando descendencia en
aquella ciudad. Investigando para fines de esta ponencia, Don
Angel Miolán me dijo que “era una persona responsable, diligente
y cooperadora”.
Ramón Arcado Díaz Saint-Hilaire,
alias Calín, mi padre, se inició como maestro de escuela rural
en enero de 1937 en Chacuey, Dajabón, donde conoció a mi madre,
para a partir de marzo de ese mismo año realizar una labor que
aún hoy se recuerda en El Pino, Dajabón, hasta 1950. Fue
secretario de la Cámara de Comercio e Industria, Candidato a
Senador en las elecciones de 1962 y productor de arroz hasta los
últimos días de su vida.
Los descendientes de Juan Saint-Hilaire
y Josefa Bueno se desempeñan en prácticamente todas las
profesiones y actividades. En la actualidad, César Saint-Hilaire,
del tronco de Antigua, es el Síndico de Sabaneta, nombre de la
común cabecera de la provincia Santiago Rodríguez. Casiano Lora
Saint-Hilaire, del tronco de Pascual, fue Síndico y Gobernador
de Dajabón en los períodos 1982-1984 y 200-2004, respectivamente.
En Santo Domingo también existe
un importante núcleo familiar y era muy concurrida la reunión
anual que se realizaba para fin de año, la que penosamente ha
dejado de celebrarse.
De cómo el apellido se ha ido
diseminando por el país lo podemos testimoniar con el doctor
Aníbal Antonio Saint-Hilaire Pérez radicado en Salcedo, médico
de largo ejercicio profesional, del tronco de Antigua; Juan
Antonio Saint-Hilaire Rodríguez, radicado en Las Gordas, Nagua,
del tronco de Pascual, quien salió a llevar un ganado a Villa
González, y por un amigo que lo invitó se fue a Sánchez, donde
llegó el 13 de marzo de 1946; Luis Manuel Saint-Hilaire
Rodríguez, radicado en Tamayo, Barahona, Carlos Alberto Saint-Hilaire
Hidalgo, radicado en La Romana, José del Carmen Saint-Hilaire
Pérez y Luis Fernando Rigoberto Saint-Hilaire Cabrera, viven en
Puerto Plata todos del tronco de Antigua y en el ingenio Santa
Fe de San Pedro de Macorís vive Marola Saint-Hilaire,
posiblemente del tronco de Pascual, pues han perdido el nexo
familiar.
Como es de suponer, existe
también en diferentes estados de la Unión Americana, como en
Salt Lake City, Utah, donde vive Pascual Antonio Saint-Hilaire
Taveras, músico, quien con sus orquestas, Salsa Brava Y Ritmo
Caliente, ha recibido premios y honores en dicho estado, hijo de
Federico de Jesús Saint-Hilaire Rodríguez, acordeonista de
“perico ripiao”, quien tocó, entre otros, con “Guandulito”. En
San José de Costa Rica, vive Nelson Eloy Saint-Hilaire
Castellanos y su familia, médico, adonde llegó haciendo el
proceso de su especialidad; estos tres últimos del tronco de
Pascual.
Por todo lo expuesto, puedo
concluir diciendo que el apellido Saint-Hilaire dominicano que
conocemos hoy tiene su nacimiento en El Guanal, paraje de
Sabaneta, provincia Santiago Rodríguez, con toda la probabilidad
de haber llegado como consecuencia de los acontecimientos que se
iniciaron en la Colonia Francesa de Saint Domingue conocidos
como la “Insurrección de los esclavos del Norte”, la que
estalló en la noche del 22 de agosto de 1791, faltando por
comprobar si el primero fue Francisco Saint-Hilaire o su hijo
Juan o “tío Jean”, que a decir de Samuel Saint-Hilaire, era hijo
único.
Muchas gracias.