Pedro Bernardo (Sully) Dubreil
Señor Presidente del IDG,
Señores Miembros del IDG,
Señores descendientes de la familia Dubreil,
Señoras y señores:
El asiento que hoy ocupamos como Miembro de Número del Instituto
Dominicano de Genealogía, desde agosto del pasado año, estuvo
vacante desde el fallecimiento del Ing.
Manuel Emilio Gómez Pieterz, habiendo sucedido este último al
historiador Ramón Lugo Lovatón, quien realizó considerables
aportes a la genealogía del patricio Francisco
del Rosario Sánchez y en cuyos trabajos nos apoyamos para un
breve artículo que publicamos en las Cápsulas Genealógicas del
Instituto sobre la familia Sánchez, en nuestra breve serie sobre
familias capitaleñas.
El primer ocupante de ese sillón, que lleva la letra “O”, fue
Pedro Troncoso Sánchez, quien en su labor de historiador y
genealogista hizo grandiosas contribuciones al estudio de la
genealogía de Juan Pablo Duarte, entre otros. Sobre la familia
de ese académico hemos realizado un breve trabajo,
particularmente en lo relacionado al casual protectorado de los
restos de Colón que recayó sobre su familia desde el
descubrimiento de los mismos en nuestra Catedral en 1877 hasta
nuestros tiempos.
En esta breve disertación que marca nuestro ingreso al Instituto,
a ocupar el mismo sillón marcado con la letra “O”, propongo
estudiar a esta familia
para
esclarecer las actuaciones de la familia Dubreil en distintas
etapas de nuestra historia, principalmente desde la Anexión a
España en 1861, hasta el Gobierno de los Seis Años de Báez que
duró de 1868 a 1874.
Seleccionamos a esta familia como tema central para esta
investigación por varias razones. Primero, porque somos
descendientes de la misma, por la vía de mi bisabuelo Manuel
María Velázquez Dubreil; y segundo, por nuestro interés
particular en estudiar la incidencia de familias capitaleñas en
los procesos históricos que llevaron a la formación de la nación
dominicana. Esta última motivación es la que ha tenido mayor
peso, ya que entendemos que a través del estudio de la
microhistoria que se encuentra mediante la genealogía, ésta como
ciencia auxiliar de la historia, podemos hacer el intento de
analizar las motivaciones particulares de redes familiares en
contextos de ciertos procesos históricos nacionales.
Haremos primero un recuento del árbol genealógico de los Dubreil,
pasando luego a relatar los hechos de miembros de la misma
familia en los procesos históricos señalados.
Genealogía de los Dubreil
***
El tronco de los Dubreil que hoy estudiamos lo fue Jean François
Dubreil, llevado al español como Juan Francisco Dubreil.
Era este natural de Vannes, en la región de la Bretaña francesa,
cerca de Nantes. Estuvo casado con Paulina Enriqueta Cuast,
natural de Curazao, con quien procreó a:
1.
Ana Elisa (Ysabel) Dubreil Cuast,
quien
nació
alrededor de 1805. Casó esta con José María Travieso Delpeche,
con quien procreó a:
a.
José Alfredo Travieso Dubreil,
quien
nació
en Santo Domingo el 15 de junio de 1833. Casó el 4 de enero de
1860, en Santo Domingo, con Agueda Eugenia Coén, hija de Abraham
Coén y Olimpia Mansuet; procreando a:
i.
Elisa Travieso Coén,
quien
nació
el 10 de octubre de 1860; y
ii.
Fernando Abraham
Travieso Coén,
quien
nació
este último en 1862.
b.
María Rosa de Lima Travieso Dubreil,
quien
nació
el 19 de noviembre de 1835, quien casó con Felipe María Calero
López, hijo de Felipe Calero Enríquez y María Encarnación
López;
c.
Juan Francisco Travieso Dubreil,
quien
nació
el 3 de mayo de 1837, quien casó con Juana Francisca Guerrero;
procreando a:
i.
Ana Elisa Travieso Guerrero,
fue
bautizada el 25 de agosto de 1876 en Santo Domingo;
ii.
María Dolores Isaura Travieso Guerrero,
quien
nació
en 1878;
iii.
José María Travieso Guerrero,
quien
nació
en 1881; y
iv.
Francisco Gregorio Travieso Guerrero,
quien
nació
en 1884.
d.
Paulina Enriqueta Travieso Dubreil,
quien
nació
el 6 de abril de 1839. Casó ella, el 25 de junio de 1874, en la
Catedral Santa María de la Encarnación, con Manuel María Calero
López, hijo de Felipe Calero y Encarnación López. con quien
procreó a:
i.
Felipe Gregorio Calero Travieso (1875-1883);
ii.
Miguel Ernesto Calero Travieso (22 de agosto de
1876-1878);
iii.
María Oliveta Calero Travieso,
fue
bautizada el 23 de diciembre de 1877; y
iv.
Evelina Calixta Calero Travieso,
quien
nació
en 1880; y
e.
Juana Isabel Travieso Dubreil,
quien
nació
alrededor de 1842.
Elisa Dubreil Cuast murió en 1866 y José María Travieso en 1880,
con 80 años de edad.
2.
Juan Luis Gastón Dubreil Cuast,
quien
nació
alrededor de 1806. Con Inés Quesada procreó a:
a.
Altagracia Dubreil Quesada,
quien
nació
en 1828; y
b.
Juan Altagracia Dubreil Quesada,
quien
nació
en 1829.
Juan Luis Gastón Dubreil Cuast casó en Santo Domingo, el 17 de
agosto de 1833, con María Teresa Vásquez Cabral, hija de
Francisco Vásquez y Francisca Cabral. Hijos de este matrimonio
fueron:
c.
Filomena Matilde Dubreil Vásquez,
quien procreó a:
i.
Gastón Dubreil,
ii.
Pablo Ángel María Dubreil.
Con Telesforo Volta, Filomena Dubreil procreó a:
iii.
Manuel Gastón Volta Dubreil,
quien
nació
cerca de 1876 y bautizado el 23 de febrero de ese mismo año en
la Catedral Santa María de la Encarnación.
d.
Alejo Dubreil Vásquez;
3.
Pedro Bernardo (Sully) Dubreil, de quien no sabemos
si fue hijo de la señora Cuast, ya que no tenemos ningún
registro que lo señale, nació en Bonaire cerca de 1809. Él casó
con María Merced Román, el 23 de septiembre de 1827, en Santo
Domingo. Sully Dubreil tuvo los siguientes hijos:
a.
Abelardo Dubreil,
quien murió en Puerto Príncipe el 23 de enero de 1872. Sobre
este dice Rodríguez Demorizi en su obra Próceres de la
Restauración que fue un “adicto a la causa restauradora.”
b.
Luis Felipe Dubreil,
quien
nació
cerca de 1855, casó con Avelina Fernández, con quien procreó a:
i.
Julia Dubreil Fernández,
quien
nació
alrededor de 1874;
ii.
Balbina Emilia Dubreil Fernández,
quien
nació
alrededor de 1883;
iii.
Luis Dubreil Fernández;
iv.
Elvira Dubreil Fernández; y
v.
Rafael Dubreil Fernández,
quien
nació
en 1885.
c.
Dolores Dubreil,
quien casó en Santo Domingo, el 10 de febrero de 1865, con el
General Juan Rosa Herrera, hijo de Víctor Herrera y Catalina
Peguero.
Con la señora Ramona Rosa, Sully Dubreil tuvo a:
d.
Antonia Dubreil Rosa,
quien casó con Carlos Antonio Dechapte, el 16 de octubre de
1850, en la Catedral Santa María de la Encarnación. Con este
procreó a:
i.
Carlota Eloísa Dechapte Dubreil,
quien
nació
en 1852; y
ii.
Ana Dechapte Dubreil,
quien
nació
en 1855.
4.
Olivette Dubreil
Cuast,
quien
nació
alrededor de 1812. Casó con José Ginebra Pou, natural de
Cataluña, España, el 31 de julio de 1850. Desconocemos si estos
dejaron descendencia.
5.
Antonia Josefa (Antoinette) Dubreil Cuast,
quien
nació
el 1 de octubre de 1817. Fue bautizada el 8 de noviembre de
1817 en la Iglesia de Santa Bárbara, siendo sus padrinos Antonio
Pérez e Isabel Dubreil. Con Pedro Perdomo, Antonia Dubreil
procreó a:
a.
Pablo Enrique Dubreil,
quien
nació
en 1855. Él casó en Santo Domingo, el 27 de junio de 1878, con
Virginia Victoria Gautier Hinojosa, hija de Manuel María de la
Concepción Gautier y Evarista Rafaela Hinojosa Campillo.
La descendencia de este matrimonio fue la más numerosa entre los
Dubreil, a saber: Victoria; Hipólito; Gastón; Antonia Josefa;
Pablo Enrique, quien abandonó el país y no se tuvo más noticia
de él; Hortensia; Belén,
quien
falleció
en 1941; Carmen; Paulina Enriqueta,
quien
nació
en 1879; Virginia,
quien
nació
alrededor de 1894; y Manuela María Dubreil Gautier,
quien
nació
esta última alrededor de 1899.
Enrique Dubreil murió en 1923 y Virginia Gautier en 1940.
Del matrimonio Dubreil Gautier descienden la mayoría los Dubreil
que están todavía entre nosotros, particularmente: las familias
Dubreil Ricart, Dubreil Lluberes, Gómez Dubreil, Álvarez Dubreil,
Dubreil Pereyra, Turull Dubreil, Dubreil Bancalari, de Backer
Dubreil, Lomba Dubreil, Porcella Dubreil, Bonetti Dubreil y
Dubreil Simó.
Por último, la más joven de los Dubreil Cuast fue:
6.
Josefa Matilde Dubreil Cuast,
quien
nació
el 25 de enero de 1820. Fue bautizada el 9 de mayo de 1820 en
la Iglesia de Santa Bárbara, siendo sus padrinos José Colón y
Matilde Dubreil. Ella casó con Fernando Schack ,el 1 de
septiembre de 1858, en la Iglesia de Santa Bárbara. Estos
procrearon a:
a.
José Nicolás Schack Dubreil,
quien
nació
el 10 de septiembre de 1859;
b.
Eduardo Renato Schack Dubreil,
quien
nació
alrededor de 1862. Él casó con María Francisca Moscoso, el 25 de
junio de 1887 en la Catedral Santa María de la Encarnación,
Santo Domingo; y
c.
Ernesto Valentín W. Schack Dubreil,
quien
nació alrededor de 1864. Él casó con Eugenia Pittaluga el 18 de
mayo de 1889 en Santo Domingo.
Pauline Henriette Cuast, madre de la prole Dubreil Cuast,
residía hacia 1850 en la otrora llamada Plaza del Mercado de la
ciudad de Santo Domingo. Ella murió en 1853 y sus restos reposan,
junto a gran parte de sus hijos en el cementerio de la Av.
Independencia. Desconocemos la fecha en la que murió su esposo,
Juan Francisco Dubreil.
Los Dubreil en la historia dominicana
***
Las primeras muestras de la participación de esta familia en
procesos históricos las vemos desde los tiempos de la Anexión a
España. Bien sabido es que entre los principales síntomas del
malestar de los dominicanos durante este período, que llevaron
luego a la restauración de la República, fueron de índole
comercial. Sobre esto dice Frank Moya Pons, en su Manual de
Historia Dominicana, que: “…otras medidas terminaron creando
un clima de malestar colectivo entre los comerciantes, los
propietarios y los campesinos, como fueron las limitaciones que
el Gobierno quiso imponer al comercio exterior del país en
beneficio del comercio con España fijando impuestos a las
mercancías y barcos no españoles que llegaran al país mucho más
altos que los que pagarían las mercancías y barcos españoles”[i].
Otras medidas, menos explícitas, tuvieron también incidencia en
ese malestar colectivo, como fueron las trabas y las dilaciones
de causas en el Tribunal de Comercio, en muchos casos en
detrimento de los intereses de los comerciantes dominicanos. Por
esto fue afectado Sully Dubreil, quien desde tan temprano como
1861, presentaba numerosas quejas sobre el retraso en el
conocimiento de causas comerciales por parte del Tribunal de
Comercio, según consta en los expedientes relativos a dichas
causas que hemos localizado en el Archivo General de la Nación,
instrumentados todos por Manuel de Jesús Galván. Este tema en
particular podría ser objeto de estudio para investigadores,
para determinar algunos patrones sobre las trabas comerciales
durante el Gobierno de la Anexión, con el fin de caracterizar
los malestares a los que nos referimos.
Otro punto de desazón para Sully Dubreil fueron los ataques de
las autoridades y el clero españoles a las logias masónicas
establecidas en Santo Domingo. Escribe Moya Pons también que:
“…las élites de los pueblos y ciudades se disgustaron cuando el
Arzobispo atacó la masonería en sus cartas pastorales y dispuso
el cierre de las logias. Esta medida difícilmente podía ser
aceptada, pues la masonería en la República Dominicana no había
tenido las características antimonárquicas ni antirreligiosas de
la masonería en España, Italia y algunos países latinoamericanos,
y sus actividades estaban limitadas a trabajos de asistencia
social y a la educación de sus miembros”[ii].
Sully Dubreil era miembro fundador de la logia La Fe N°7,
instalada el 23 de diciembre de 1861 en su propia casa. También
fue miembro de otras logias anteriores. La referida logia se vio
forzada a suspender sus trabajos a causa de la Anexión, el 28 de
enero del 1862, para ser reinstalada cuatro años más tarde[iii].
En parte producto de los malestares que ya hemos mencionado,
entre otros factores, miembros de la familia Dubreil y ramas de
la misma figuran en la nómina de dominicanos residentes en la
ciudad de Santo Domingo que actuaron en la Restauración como
líderes civiles o que salieron a batirse en el campo
revolucionario[iv].
Entre estos se destacan Francisco y Abelardo Dubreil.
Del primero, Francisco Dubreil, tenemos, según nota de Leónidas
García, en publicación de extractos de los Cuadernos de Apuntes
de su padre el Historiador García, que “era deudo muy cercano
de Sully Du Breil”[v].
No obstante, no hemos podido ubicarlo en el árbol genealógico de
los Dubreil, para determinar quiénes fueron sus padres.
Por algún tiempo, Francisco Dubreil residió en el norte del país.
Para 1862 era director de la escuela pública de Moca[vi].
Residió por corto tiempo en Puerto Plata y regresó luego a Santo
Domingo, de donde no tardó en partir hacia Santiago para
integrarse activamente a la Guerra de Restauración.
En diciembre de 1863, durante el gobierno de Salcedo, Francisco
Dubreil ocupó el cargo de Jefe de la Sección de la Secretaría de
Relaciones Exteriores y en esa calidad firmaba los documentos
oficiales junto al titular Ulises Francisco Espaillat. Prueba de
esto último es la copia del Acta de la Independencia de 1863,
firmada por Dubreil. Sobre esto dice Leónidas García que esa
copia del acta “fue probablemente expedida a solicitud de
Alejandro Angulo Guridi, cuando fue a Washington como secretario
de la Misión Pujol, pues es el primero que la publica con esta
particularidad: en su folleto Santo Domingo y España - Nueva
York: Imprenta de N. W. Siebert, 28, 30 y 32, calle de Centre,
esquina de Reade - 1864.”
Posteriormente Dubreil fue enviado al Este donde fue secretario
del general Eusebio Manzueta, teniendo la jerarquía de
Comandante, que en la escala militar de entonces equivalía a la
de mayor.
Afirma Rafael Chaljub Mejía, en su Diccionario Biográfico de los
Restauradores de la República que: “El 7 de noviembre de 1864
prestaba servicios en la región Sur; se le ordenó trasladarse a
Santiago y cuando venía por San Cristóbal murió a consecuencia
de un ataque de viruelas”[vii].
El otro que mencionamos entre los entusiastas restauradores fue
Abelardo Dubreil, a quien Emilio Rodríguez Demorizi ha
clasificado como “adicto a la causa restauradora”. Junto a
Francisco Dubreil y otros jóvenes patriotas, fundó la sociedad “Regeneración”,
la cual murió a los pocos meses de su fundación debido a las
inclementes discordias civiles.
La familia Dubreil, casi en su totalidad, se fue incorporando a
la causa restauradora. Asimismo, otros emparentados, que hemos
indicado en la genealogía de los Dubreil, también asumieron la
causa. Sobre esto escribió Vetilio Alfau Durán que “Según
testimonios dignos del mayor crédito, muy poco después de
haberse instalado en Santiago de los Caballeros el Gobierno
Provisorio de la Restauración Nacional, Manuel María Calero,
José Gabriel García, Emiliano Tejera, Felipe Calero, José María
Calero y dos o tres ciudadanos más, se comunicaron con los
insurrectos de una manera muy sigilosa y se convirtieron en
agentes activísimos de la causa nacional dentro de los muros de
esta ciudad”[viii].
Asimismo, por sus actividades restauradoras, fueron los Dubreil
víctimas de represalias de parte de los españoles. En 1865 el
General Don José de la Gándara y Navarro aprisionó y tomó como
rehenes a un grupo de personas, como garantía de los prisioneros
españoles de la Restauración. Entre estos rehenes se encontraban:
Elisa Dubreil de Travieso, Rosa Travieso de Calero, Paulina
Enriqueta y Elisa Travieso Dubreil, José María Travieso, Juan
Francisco Travieso Dubreil, José María Calero y Felipe Calero[ix].
Algún tiempo después de restaurada la República, ya bajo el
gobierno de José María Cabral y Luna, los Dubreil continuaron
participando activamente en la vida nacional. El mencionado
Abelardo Dubreil pasó a ser compañero de Cabral, hasta el final
de sus días.
Mediante Decreto del Poder Ejecutivo del 23 de abril de 1867,
se le concedió a Sully Dubreil el derecho a canalizar la boca
del río Yuna y navegar por vapor este río y sus tributarios
hasta donde fuere posible. Dicha concesión fue prorrogada por un
año más, el 16 de diciembre de 1867 y se le otorgó también el
permiso necesario para establecer una carretera con sus
correspondientes ramales, desde las márgenes del río Yuna hasta
la ciudad de Santiago de los Caballeros. Lamentablemente estas
obras no llegaron a materializarse.
El 14 de julio de 1867 arribó al puerto de esta Capital el vapor
de guerra haitiano La Liberté conduciendo a una comisión de
delegados quienes venían investidos por el Gobierno de Haití,
acreditados ante el Presidente Cabral, para promover los
preliminares de un Tratado de Paz, amistad y comercio entre las
dos Repúblicas vecinas. Dichos delegados fueron recibidos por
Sully Dubreil, quien les ofreció un almuerzo en su honor el
mismo día de su llegada a Santo Domingo.
Para el inicio del gobierno de los seis años de Báez, la suerte
que corrían los Dubreil ya era otra. En fecha primero de mayo de
1868 le decía don Manuel María Gautier, Ministro de Relaciones
Exteriores de Báez, al encargado de la misma cartera en Haití,
acusándole recibo de una carta suya, que había venido acompañada
de otra del propio presidente Salnave para Báez, en la cual le
pedía libre entrada al país en favor del señor Sully Dubreil,
petición contra la cual aduce varias razones de carácter
político, que dicho señor estaba acusado
“de
haber sido de aquellos que recompensaron al asesino que
traicionó al General Pedro Guillermo en los tiempos de Cabral”[x].
A raíz de la traición a Pedro Guillermo, fue fusilado el yerno
de Sully Dubreil, el General Juan Rosa Herrera, acusado de
asesinato. Este estaba casado con Dolores Dubreil, hija de
Sully. Un dato interesante sobre este punto, que parecería
complicar más aún la trama familiar en estos procesos es el
hecho de que una hija de un primer matrimonio de Juan Rosa
Herrera, llamada María de la Cruz Herrera Nieves, estuvo casada
con Cesáreo Guillermo, hijo del General Pedro Guillermo. En fin,
Pedro Guillermo fue fusilado como rojo y Juan Rosa Herrera murió
fusilado como azul.
Añadiendo a las razones del gobierno de Báez para prohibir la
entrada a Sully Dubreil al territorio nacional era que: “su
hijo Abelardo
—decía
el Ministro de Relaciones Exteriores dominicano—
es compañero de Cabral y se encuentra en los puestos de Cahobas,
después de haber desembarcado en la isla de San Marcos.”
Sully Dubreil, a pesar de su condición de extranjero, fue
expatriado por el desnacionalizante Gobierno de los Seis Años,
sufriendo exilio en Curazao por persecución personal del
Buenaventura Báez. También estuvo expatriado en Curazao su
sobrino Juan Francisco Travieso.
Abelardo Dubreil se mantuvo siempre como un fiel compañero y
defensor de Cabral hasta el último de sus días, cuando murió en
Puerto Príncipe el 23 de enero de 1872. Noticia de esta muerte
da el Arzobispo Meriño a José Gabriel García, en carta del 30 de
enero de 1872, en la cual le informa
“de
Pto. Principe sabemos que murió allí de un ataque de pleuresía
el pobre Abelardo Dubreil”[xi].
Partiendo de este breve estudio, se abren campos a estudiar en
nuestra historia, ya que no fue la familia Dubreil la única en
emprender un esfuerzo colectivo de lucha, pero definitivamente
esta misma familia puede seguir siendo objeto de estudio. Las
copiosas misivas entre José Gabriel García, Meriño y Luperón son
solo un grupo de las fuentes disponibles para ampliar este
estudio sobre los Dubreil y demás ramas, como los Travieso y los
Calero.
Ahora, habiendo visto un poco sobre el caso de estos
descendientes de Juan Francisco Dubreil, resulta evidente que,
al igual que como lo fue para la Independencia de la República,
los vínculos familiares fueron claves en la propagación del
ideal restaurador, manifestándose en la participación, directa o
indirectamente, de distintos familiares en el proyecto
restaurador y en las luchas que le siguieron.
Notas
Bibliográficas:
[i]
Moya Pons, Frank. Manual de Historia Dominicana.
14° Edición, Caribbean Publishers, Santo Domingo, 2008.
[iii]
López-Penha, Haim. : La Masonería en Santo Domingo.
Santo Domingo, Edit. Stella, 1956.
[iv]
Restauración 1963-1965, Editoriales.
Clío No. 10, Academia Dominicana de la Historia, 1934.
[v]
García, Leónidas. Miscelánea
Histórica. (Extractos de los Cuadernos de Apuntes del
Historiador García).
Clío No. 113, Academia Dominicana de Historia, 1958,
Pág. 81.
[vi]
Rafaela Joaquín de Lowden. Moca en la historia de la
educación
dominicana.
Eme Eme, Vol. XIII, Número 75,
Noviembre/Diciembre 1984, Pag.
49.
[vii]
Chaljub Mejía,
Rafael. Diccionario Biográfico
de los Restauradores de la República.
Colección Banreservas, Serie Historia, Segunda Época,
Volumen 2.
[viii]
Alfau Duran, Vetilio. El General Gándara
y los Rehenes de 1865. La Conducta de Galván.
Clío No. 105, Academia Dominicana de Historia, 1955, Pág.
163.
[ix]
Idem.
[x] Copiador
de oficios de Relaciones Exteriores. Boletín del
Archivo General de la Nación, No. 64, enero-marzo 1950,
p. 133.
[xi]
Meriño, Fernando Arturo.
Documentos Inéditos.
Archivo General de la Nación.
Vol. XXVIII, Santo Domingo, 2007, Pág. 253.