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Cápsulas Genealógicas

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SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 20 DE ABRIL DE 2013

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Camateta: la esclava de la oligarquía dominicana (1 de 2)

Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández

 

Buenaventura Báez Méndez

La mayoría de los habitantes de República Dominicana, de acuerdo a Frank Moya Pons, desciende de mujeres que alguna vez fueron esclavas. Un caso identificado documentalmente es el de Teresa de Jesús Méndez, conocida como Mai-Teresa o Camateta, tronco de notorias figuras de la sociedad dominicana actual.

Teresa Méndez nació hacia 1788, época en la que en la colonia de Santo Domingo el sistema social lo definía una combinación de esclavitud feudal-patriarcal y trabajo libre y predominaban mulatos y libres en correspondencia con la economía pastoril extensiva y la debilidad de la clase esclavista. Justamente, Teresa era una “mulata hermosísima” y fue comprada por Pablo Altagracia Báez a Eduardo Ferrer en El Rincón, Neiba. Báez, de acuerdo a unas noticias familiares que trae Emilio Rodríguez Demorizi, “no fue insensible a la belleza de la esclava y de ahí que, las relaciones entre amo y esclava se convirtieran en cariño de amantes”. El primer hijo de esos amores nació en El Rincón, Neiba, el 20 de octubre de 1812: Buenaventura Báez Méndez, quien fuera presidente de la República.

Buenaventura Báez heredó, sin dudas, sus rasgos: José María Izaguirre lo describió en 1872 como de “color y pelo amulatado”, y Julia Ward Howe, una ciudadana estadounidense recordó en 1871 estos rasgos de su fisonomía: “Su tez revela una ligera mezcla de sangre africana; pero sus ojos son azules y su pelo un poco rizado”. Por supuesto, no podría obviarse que el padre de Pablo Altagracia Báez, el presbítero Antonio Sánchez Valverde, mulato claro, era nieto a su vez de mulatos tanto por línea paterna como materna.

Después del nacimiento de su primer hijo, Pablo Altagracia Báez dio la libertad a su esclava, con la que procreó además a Altagracia, Carlos, Félix, Irene, Damián y Rosa Báez Méndez. Su antiguo amo murió en Azua el 24 de octubre de 1840; ella le sobrevivió por más de tres décadas, al fallecer en Santo Domingo el 19 de diciembre 1873 a los 85 años de edad de una pulmonía fulminante, ocupando su hijo la presidencia de la República. Fue sepultada en la capilla del Sacramento de la Catedral Primada de América y su recuerdo quedó plasmado en la fotografía que su hijo mantuvo en un “sitio muy visible en su casa ¿se conservará todavía? y los versos que le dedicaron a este sus enemigos:

No le digan Presidente, / díganle Ventura Báez, / que es hijo de Mai-Teresa, / esclava de Pablo Báez.

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