INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 8 DE AGOSTO DE 2020

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COSAS AÑEJAS. RECORRIDO HISTÓRICO, GENEALÓGICO Y PROSOPOGRÁFICO (2 de 15)

Preparado por Joan Manuel Ferrer Rodríguez

 

II. Seña Petronila, la partera.

Para la época que nos ocupa, el oficio de partera, comadrona o matrona conjugaba el fruto de siglos de tradición y conocimientos, transmitidos oralmente de generación en generación. Es más, según el antropólogo Manuel de Jesús García Martínez, este ejercicio profesional se desarrolló en varios frentes que incluyeron, además de la asistencia a la mujer durante el “embarazo, parto y puerperio” funciones en el campo “docente, formando a otras parteras; de peritaje, interviniendo en procesos judiciales dando fe pública de su trabajo; religiosa, administrando el llamado “bautismo de urgencia” en aquellos casos en que se preveía una muerte inminente del recién nacido o del nonato, y, por último, la función de consejera o asesora en materia sexual u obstétrico-ginecológica.” (garcía martínez, M.J. El oficio de partera entre los siglos XV al XVIII. Fuentes documentales para su estudio. En “Cultura de los Cuidados” Año 16, núm. 32. Alicante, 2012. p. 88).

Pues bien, seña Petronila es, sin género de dudas, la única de los protagonistas de Drama Horrendo que emerge del anonimato y ofrece algunas pistas que permiten su posible identificación. Era “mujer del pueblo, comadrona, con títulos profesionales y condecorada” que “vivía en una casa de vetusto aspecto” frente al convento de Las Mercedes (penson, César N. Cosas Añejas. AGN. Santo Domingo, 2015. p. 71). Huelga decir, por demás, que este discreto perfil encaja a la perfección con la imagen decimonónica de la partera humilde, cuyo oficio, basado en una práctica empírica y secular, había ya entrado en conflicto con el discurso ilustrado de los enciclopedistas.    

Porque la aptitud de las comadronas, en tanto que tales, empezó a ser cuestionada por los poderes fácticos (político, intelectual y religioso) a partir del siglo XVIII. De modo que la profesión de marras quedó subordinada al examen del protomedicato mediante la Real Cédula sobre exámenes de matronas de parir y parteros, promulgada por Fernando VI el 21 de julio de 1750 (ahn. Consejos. Libro 1510, núm. 62).

Volviendo sobre nuestros pasos, Drama Horrendo transcurre en una lúgubre y plomiza noche de 1823 o 1824, en que la aludida Petronila fue arrastrada hasta el lecho de una encopetada parturienta que moraba en la calle Las Damas para que asistiera allí al más siniestro e inusual alumbramiento de toda su carrera.

Lo interesante es que en uno de los libros de bautismos de la catedral de Santo Domingo existe una partida fechada a 20 de julio de 1797, en la que la partera Petronila Hinojosa aparece bautizando “por peligro de la vida provisionalmente” a un niño de nombre Juan Antonio (ahasd. Catedral… Bautismos. Libro XXIV, folio 403. Ver imagen infra.).

Acta de bautismo de la Catedral, 1797 - Mención de Petronila Hinojosa, partera

A efectos prácticos, hay que notar que entre el último tramo del Siglo de las Luces y los prolegómenos de la decimonovena centuria, dejó su huella otra comadrona que respondía al nombre de Micaela Hinojosa “partera instruida” (Según se desprende de la lectura de una partida bautismal redactada el 1 de mayo de 1795). Es decir que si nos atenemos a las lógicas operativas del oficio, cabe la posibilidad primero de una doble identidad, muy frecuente por aquellas fechas, y segundo que se trate de dos personas distintas, unidas por algún vínculo de parentesco.

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