
Leclerc y Paulina Bonaparte de José Alloza
Villagrasa
Es tradición en
la familia Bergés
que su ascendiente Pierre Bergés, médico, nacido hacia
1776-1778, arribó a la isla como parte de los expedicionarios de
la flota que Napoleón
Bonaparte envió al mando de su cuñado Víctor Manuel Leclerc para
someter la colonia de Saint Domingue, en la que los negros
esclavos se habían sublevado en 1791, así como para tomar
posesión de la parte Este de su territorio, cedido por España a
Francia en 1795 en virtud del Tratado de Basilea y que había
sido ocupada en nombre del país galo en 1801 por Toussaint
Louverture.
Presuntamente, Bergés conoció en
el barco en que venía a quien sería su futura esposa,
una condesa o una dama
de compañía de Josefina, la esposa de Napoleón Bonaparte. Otra
versión indica que la señora de quien era acompañante era de
Paulina Bonaparte, esposa de Víctor Leclerc, y que viuda, se
embarcó junto a sus hijos, llegando al hoy Haití, para
posteriormente establecerse en el Santo Domingo español. Una
tercera versión plantea que la citada viuda fue la única que
cruzó la frontera de las colonias francesa y española junto a
sus hijos y que conoció a su segundo esposo en territorio
colonial español durante la dominación haitiana, y que casaría
con él probablemente hacia 1833. Una cuarta versión plantea que
el primer esposo de aquella señora fue uno de los soldados
llegados en la flota, que murió en Haití de tifoidea, que pasó a
la parte Este de la isla o que retornó a Francia para regresar a
la isla entre 1819 y 1822, ya casado, con sus cuatro hijos y su
esposa. Una quinta
versión precisa que Bergés era médico de Paulina Bonaparte, que
se radicó en Santiago el 3 de febrero de 1802, asentándose
temporalmente en Samaná, para luego retornar a Santiago, y que
su matrimonio acaeció en Puerto Plata dentro del lapso
comprendido entre 1822 y 1833. Una sexta versión sugiere que
Bergés, al arribar al barco en que venía, fue requerido para que
prestara auxilios a su futura consorte, siendo “heridos por la
flecha del travieso Cupido”. El romántico encuentro en aguas
del Atlántico se enfrenta a estas narraciones y se debate pues
entre la realidad y la duda.
En este rompecabezas de datos, algunas piezas no encajan con la
realidad histórica.
La primera es el origen noble o cortesano de Margarita
Lajeneusse, que así se llamaba esta señora, el cual descartamos
de plano. Por su rango social, es impensable que casara con un
zapatero, profesión que declaró ejercer su primer esposo, Luis
Fondeur, al momento de declarar el nacimiento de su hijo Achille
o Michel Louis. La segunda es su apellido; se ha dicho que ella
respondía también al nombre de Margarita de la Juvenile, pero
que ni Lajeneusse ni De La Juvenile eran patronímicos, sino
sobrenombres
—Marguerite la jeunesse, Marguerite la juvenile—
o
el apelativo del título de condesa de Margarita…(condesa de la Jeneusse).