Vista de forma simple, la
genealogía se ocupa de recoger, organizar y registrar información de una o varias
familias.
El más elemental de los datos
es el conjunto de nombres de cada uno de los miembros de una familia y su
relación de parentesco. Claro está que siempre se trata de ir
“lo más atrás posible”, o sea obtener información de los
ancestros más remotos.
Sin embargo, los
genealogistas tratan de obtener otros datos relativos a
cada una de los miembros de la familia investigada.
La cantidad de
información que se puede acumular sobre una persona determinada
es considerable.
El primer dato básico
es el nombre completo y sus dos apellidos. Es práctica general
en América Latina y España que el primer apellido sea el del
padre y el segundo el de la madre. Registrar el sobrenombre o
apodo también es costumbre entre los genealogistas.
A partir de ahí
tenemos datos fijos, invariables y hasta legales. Son estos:
Fecha de nacimiento,
lugar de nacimiento, fecha de matrimonio, lugar de matrimonio,
fecha de defunción y lugar de defunción. En el caso del
matrimonio, pudiese haber más de uno. Los demás son
invariables, imborrables e irrepetibles.
Estos datos de
cualquier individuo son tan básicos e inalterables, que
legalmente se levantan actas oficiales cuando cualquiera de
estos eventos ocurre en la vida de un individuo.
Pudiésemos seguir
acumulando información sobre una persona determinada. En los
aspectos religiosos podríamos recopilar: Religión que profesa,
fecha y lugar de bautismo, sus padrinos, fecha de confirmación,
lugar de confirmación, padrinos de confirmación. Estos datos
pueden acomodarse a los requisitos y prácticas de cualquier
religión o creencia.
En los aspectos
físicos de cualquier persona pudiésemos recabar: su peso,
estatura, tipo de sangre, descripción física, enfermedades que
padeció y causas de fallecimiento, si esto hubiese ocurrido. Estos
datos pueden ser muy relevantes en el estudio médico de
cualquier miembro de esa familia.
Su ubicación física
también es de interés: dirección, teléfono, celular, fax y
e-mail son importantes de poseerse.
La parte puramente
narrativa no deja de ser trascendente. Dónde estudió, profesión
u oficio, actividades que llevaron a cabo, asociaciones a las
que perteneció, cargos que desempeñó, títulos que obtuvo. Si
fuese un inmigrante, la fecha y lugar desde el cual emigró.
También se suelen tener
registros fotográficos de las personas. En el mejor de los casos,
una cronología en diferentes etapas de su vida, de los momentos
importantes de su existencia, como pudiese ser una graduación o
un matrimonio.
Algunos llegan hasta
obtener su grafología, obtenida a partir de correspondencias de esta
persona. Es también costumbre preservar copias de documentos,
cartas, testamentos, protocolos notariales, recortes de
periódicos, estampas de primera comunión o esquelas mortuorias.
A partir de por lo
menos una parte de estos datos, puede facilitarse la realización
de lo que muchos
llaman “una historia de familia”, la cual ya
han preparado y publicado varias familias
dominicanas.