A partir del 1883, la República
Dominicana fue receptora de una apreciable cantidad de
inmigrantes árabes, los cuales se distribuyeron por casi todo el
territorio nacional. Esa corriente migratoria duró hasta las
primeras décadas del siglo XX. Cabe señalar que el término
“árabe” es usado de forma genérica en toda América Latina para
denominar los inmigrantes procedentes de Siria, Palestina, El
Líbano y en ocasiones hasta de Egipto,
por ser naciones que tienen en
común la condición de árabe-parlantes. Sin embargo, la mayoría de estos
inmigrantes procedieron de El Líbano.
Los recién llegados
de Medio Oriente no tenían recursos económicos y su nivel
académico era muy bajo. Originalmente se dedicaron al comercio
buhonero, pequeñas tiendas o bazares. Una vida muy austera y una
dedicación extrema al trabajo produjeron en varios años una
mejora de las condiciones económicas de los árabes en República
Dominicana.
Con algunas
excepciones, la segunda y posteriores generaciones de estos
inmigrantes no se dedicaron al comercio. Los ya nacidos en
territorio dominicano estudiaron diversas profesiones,
incursionaron en la industria, el comercio, la banca y en muchas
otras actividades nacionales.
El aporte positivo de
los descendientes de esa inmigración es considerable. Resulta
casi imposible citar una actividad social, cultural,
empresarial, deportiva, científica en la cual descendientes de
esos inmigrantes árabes no hayan descollado en forma
sobresaliente.
En los años
post-migración hubo cierta movilidad geográfica de árabes dentro del
territorio dominicano, la cual se incrementó en la
segunda mitad del siglo XX. Sin embargo, podemos todavía
relacionar e identificar los apellidos árabes con los pueblos
donde estos originalmente se asentaron, se desarrollaron y
prosperaron.
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SANTO DOMINGO:
Abel, Abikaram, Azar, Badía, Baik, Bacha, Busiler, Elmúdesi, Elías, Hasbún, Hedded, Herrera, Isa, Jaar, Jana, Kair,
Kaluche, Kaussa, Kuret, Lama, Mahuad, Majluta, Mané, Musa,
Mustafá, Najri, Nahum, Nicolás, Raful, Selman, Terc, Tonos,
Wessin, Yapur, Yarull,Yaryura, Yeara, Yege, Yunes, Zaiter.
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SAN PEDRO DE MACORÍS:
Acta, Alam, Antún, Bulú, Calán, Caram, Dip, Fadul, Feris, Haché,
Hazim, Helú, Isaac, Jacobo, Javis, Kasse, Merip, Musa,
Nicolás, Risi, Salomón, Sasso, Zaglul.
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LA ROMANA: Abraham,
Camasta, Dhimes, Fatule, Garip, Matar, Pablo, Salomón, Sansur,
Sorbo.
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EL SEYBO: Chahín, Kair,
Muffdy, Sequie, Tuma.
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HIGÜEY:
David, Sansur.
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HATO MAYOR: Bassa,
Hoffiz.
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PUERTO PLATA: Badui, Musa, Naar, Salvador.
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SANTIAGO: Abinader,
Abisaad, Albaine, Baduí, Bojos, Dumit, Ega, Elías, Fadul,
Gobaira, Haché, Hapud, Helú, Hued, Jacobo, Jorge, Khoury, Lama,
Matta, Miguel, Ramia, Sahdalá, Sahad, Sajour, Salomón, Serulle,
Sued, Tallaj, Turbair, Yapur, Yunén, Zaiek, Zouain.
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TAMBORIL: Dájer.
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SAN FRANCISCO DE
MACORÍS: Abukarma, Acra, Asilis, Atallah, Chabebe, Chaljub, Esmurdoc,
Lajam, Risek, Rizik, Saba, Tabar, Tillán, Yangüela.
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PIMENTEL: Achécar,
Aude.
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SALCEDO: Salomón,
Yermenos.
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LA VEGA: Canaán, Saad,
Tactuk.
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CONSTANZA: Abud.
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MOCA: Baba, Badía,
Dabas, Gitte, Isaac, Lulo, Resek.
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BONAO: Tawil.
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SAMANÁ: Abikaram, Besi, Disk, José, Malek, Malum.
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SAN CRISTÓBAL: Abdalah,
Jacobo, Paniagua, Risk, Siri.
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BANÍ: Isa, Subero.
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BARAHONA: Asmar, Cury,
David, Hazoury, Hesny, Jaar, Kury, Lama, Matar, Melgen, Morales,
Rick, Sabbagh, Salomón, Saud, Sarraff, Yennie, Yunes.
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AZUA: Jorge, Saha,
Scheker.
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NEIBA: Ibrahim, Succart.
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SAN JUAN DE LA
MAGUANA: Bacha, Bichara, Botakam, Dauhajre, Herrera, Heyaime,
Isa, Mafout, Michelén, Miguel, Nassín, Nicolás.
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LAS MATAS DE FARFÁN:
Arbaje, Howley.
Aún cuando no todos
figuran aquí, esta lista refleja los apellidos de quienes
constituyeron una ejemplar inmigración a República Dominicana.
Fuentes Bibliográficas:
Inoa, Orlando:
Azúcar, Árabes, Cocolos y Haitianos,
Santo Domingo, Editora Cole, 1999
Inoa, Orlando:
Los Árabes en Santo Domingo,
Santo Domingo, Editora Amigo del Hogar, 1991
Sánchez Javier, Leonidas:
Los Árabes y sus descendientes en la
República Dominicana, Santo Domingo, Fondo Editorial Coprouni, 2000
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