Sentados Fenelón Arturo Lluberes Savinón y
su esposa Amantina Pereyra.
De pie sus hijos Fernando Arturo, Federico
Augusto, Luis Eduardo y Gustavo Enrique Lluberes Pereyra
Continuamos con los hijos de
Francisco Saviñón Piñeyro y Águeda Bona Hernández:
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Águeda Filomena
Saviñón Bona casó con su primo Francisco Saviñón Caballero,
procreando a Colomba, Carmela, Ramón Francisco Raúl Altagracia,
quien emigró y formó familia en San Francisco de Macorís; los
gemelos Ramón Rómulo y Rafael Rómulo; y Altagracia Mercedes
Saviñón Saviñón, destacada poeta nacional y educadora,
reconocida por Max Henríquez Ureña como la introductora del
modernismo en Santo Domingo. A los 18 años publicó su primer
poema, titulado “Mi Vaso
Verde”, bajo el seudónimo de
“Violeta
de la Fronda”. Su
vida fue trágica y lúgubre, y esto se reflejaba en su poesía. Era
una mujer muy hermosa y desde muy joven sufrió de esquizofrenia.
Tenía una escuelita particular en el barrio de San Miguel, la
que debía cerrar por temporadas debido a las crisis sicóticas
que padecía a veces frente a sus propios alumnos. Mucho se habló
de la íntima amistad que la unía al poeta y bohemio Osvaldo
Bazil, a quien le achacaban ser su amor imposible y la razón de
su locura. Vivió sus últimos años en el manicomio Padre Billini,
con la cabeza rapada y una batola gris, mirando al horizonte
mientras garabateaba las paredes del centro. Allí murió
envejecida a destiempo el 23 de diciembre de 1942.
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Francisco Nicolás
Saviñón Bona casó con su prima Altagracia Lluberes Saviñón,
procreando a José Francisco, Providencia, María Adonaida, quien
casó con Manuel Pérez y son los padres de Manuel Pérez Saviñón,
educador e historiador, y José Francisco Pérez Saviñón,
presidente del Instituto Duartiano; y Ramón Adonai Félix Saviñón
Lluberes, mejor conocido como Mon Saviñón, administrador de la
Lotería Nacional, quién casó con Julieta Trujillo Molina,
hermana del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina.
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Águeda Rosa Saviñón
Bona casó su primo con Pedro A. Lluberes Saviñón, procreando
catorce hijos, once de los cuales llegaron a la adultez. Don
Pedro era un próspero empresario agroindustrial e inmobiliario.
Fundó
“La
Aguedita”,
un enclave residencial en el centro de Gazcue, donde construyó
once casas para cada uno de sus hijos.
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Águeda Antonia Rita
Saviñón Bona casó con su primo Félix Mariano Lluberes Saviñón,
procreando diez hijos. Son los abuelos del afamado cardiólogo
Mariano Defilló Ricart y la destacada publicista Damaris
(Pituca) Defilló
Ricart, así como de Camilo Leslie Lluberes, fundador
del primer gimnasio en Santo Domingo, conocido por varias
décadas como Gimnasio Camilo. Este último y otro nieto, Gustavo
Lluberes Pereyra, casaron con sendas bisnietas de Concepción
Bona Hernández, su tía bisabuela: Milagros Gómez Román, hija de
Héctor Bienvenido Gómez Gumá y Altagracia Román Fernández; y
Virginia Arredondo Gómez, hija de Francisco Arredondo Lluberes y
Olimpia Alardo Gómez.
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Águeda Mercedes
Saviñón Bona casó con Alfonso Fernández Fernández.
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Francisco Miguel
Saviñón Bona casó con su prima hermana Manuela Origlia Bona.
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Águeda Carmen
Saviñón Bona casó con Rafael A. Gautreaux Delgado.
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Francisco Saviñón
Bona murió párvulo.
En la ciudad capital del país, cuando se citan las familias
emblemáticas, tiene que mencionarse a los Saviñón y los Lluberes.
Fuentes Bibliográficas:
Larrazábal Blanco, Carlos: Familias
Dominicanas, Tomos IV y VIII, Academia Dominicana de
la Historia, Santo Domingo
Lebrón Saviñón, Rosa; Lluberes Pereyra,
Gustavo y Defilló Ricart, Mariano : Fuentes orales.
Santo Domingo, 2011
Peña, Ángela: Altagracia Saviñón,
Hoy, 2 de enero del 2006
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