El reconocer a los cementerios
como espacios que registran tiempos, personajes y estilos del
proceso histórico de las ciudades, a través de las formas de
enterramiento, la iconografía y las inscripciones en sus
monumentos, los valora como sitios históricos que forman parte
del patrimonio de los pueblos. Aun cuando son las moradas de los
muertos, forman parte de la historia viva de las ciudades.
Para los genealogistas, los
cementerios atesoran testimonios escritos que resultan de gran
utilidad para asegurar la fidelidad de informaciones reunidas a
partir del testimonio oral. Los enterramientos, ya sean
mausoleos, cenotafios, bóvedas, nichos, criptas o panteones,
están identificados por lápidas en las que se consignan las más
de las veces los nombres completos de los difuntos, así como sus
fechas y lugares de nacimiento y defunción, datos que
constituyen un valioso conjunto de informaciones primarias para
un investigador genealógico. Fuera de estos datos elementales,
en los cementerios también podemos encontrar referencias sobre
grados de parentesco, nombres de cónyuges, edades, cargos,
ocupaciones, estado civil y minoridad o mayoridad de los
difuntos.
El material atesorado por los
cementerios es variado y rico y su importancia para la
Genealogía se descubre como vital: son un verdadero archivo de
sus respectivas localidades y nos dan cuenta de la obra de sus
habitantes y, en cierta manera, de su devenir social y cultural.
Visitar estos sitios con una visión diferente a la tradicional
permite adentrarnos en una multiplicidad de historias familiares.
Otro aspecto
relativo a los cementerios es el registro o documentación
existente en las oficinas que administran los camposantos. Un
cúmulo de información de interés genealógico también allí se
atesora. Entre otros datos, podemos encontrar las fechas de
enterramiento, la edad del difunto y el lugar exacto de la
ubicación de la tumba.
En países más
avanzados en la investigación genealógica, tal como es el caso
de los Estados Unidos, ya se ofrece grabado en
CD
(disco compacto)
“un inventario”
de quienes reposan en cada cementerio.
También facilita
la búsqueda del investigador genealógico la existencia de
“cementerios especializados”, lugares donde se entierran las
personas por su religión o por las circunstancias de su
fallecimiento. En este orden podemos citar los cementerios
judíos, los denominados cementerios cosmopolitas, creados para
el entierro de personas que no profesaban la religión católica, y
los cementerios de los caídos en una guerra determinada.
Por su riqueza
artística y su valor testimonial, el Cementerio de la avenida
Independencia de Santo Domingo fue declarado Patrimonio
Histórico en 1991 por decreto del Poder Ejecutivo. A nivel
nacional existen camposantos que contienen un valioso patrimonio
histórico y artístico, como los de Santiago, Montecristi y
Puerto Plata.
Hoy en día, en
muchas ciudades de trascendencia histórica los cementerios han
pasado a formar parte de sus puntos de interés. Cabe señalar
entre muchos otros de nuestro continente el de la ciudad de New
Orleans en Louisiana, el de La Habana en Cuba y el de La
Recoleta en Buenos Aires, en los cuales se ofrecen
excursiones
guiadas
a los visitantes.