Un caso interesante es el de Francisco Tejada, natural de
Santiago, casado con Lucía Almonte, nacida en 1800, natural de
Dajabón, vecina de San José de las Matas desde los 7 años de
edad e hija legítima de Juan Almonte y Francisca Espinal. Ambos
fueron dispensados en el tercer grado igual. Este Francisco
Tejada tenía parientes en Dajabón, Santiago, Sabaneta, San José
de las Matas, La Vega, Moca y San Francisco de Macorís. Otro
caso es la pareja Melchor Ureña y Rosa Díaz, quienes bautizaron
sus hijos en San José de las Matas por los años 1814-1827,
algunos de los cuales casaron en Moca en la década de 1840,
siendo igualmente dispensados por los lazos sanguíneos con sus
cónyuges[7].
En cuarto orden, cabe mencionar a Pedro Lajara, procedente de
Azua, quien casó con Tomasa Gómez, siendo abuelo materno de
Horacio Vásquez.
En algunos documentos encontramos datos como “... son de calidad
blancos, limpios de toda mala raza y cristianos viejos”, sin
duda en referencia a los isleños que fueron traídos a la isla
para poblar ciudades como Dajabón, Hincha, Montecristi y Puerto
Plata. Esos habitantes destinados a la frontera fueron
alejándose de los disturbios en esa zona a finales del siglo
XVIII y a principios de siglo XIX y se adentraron en comunidades
del Cibao Central, entre ellas Moca. No obstante su
desplazamiento, mantuvieron enlaces familiares por varias
generaciones.
Hay que referir que en la segunda mitad del siglo XIX se
verificó un proceso inverso: el desplazamiento migratorio de
mocanos en todas direcciones. Así, Valeriano Díaz, viudo de
Irene Rodríguez e hijo de los mocanos Lorenzo Díaz y Teresa Ureña, casó en Guayubín con Altagracia Ventura, prima hermana de
su antigua esposa[8].
La mocana María Polo, hija de Ambrosio Polo y Candelaria
Gutiérrez, casó en San Cristóbal con Ramón de la Cruz en 1889[9].
La variedad de la procedencia de los habitantes de la Moca del
siglo XIX no se circunscribió solamente a lugares de la
geografía nacional, sino que encontramos también personas
naturales de España, Francia, Italia, Haití y África. Un ejemplo
de esto es el matrimonio el 25 octubre de 1826 de Pedro
Santiago, hijo de Juan y Catalina Fran, naturales de la colonia,
con Catalina Antonia, hija natural de María Antonia, “naturales
de África”. Otro caso es el de Félix Butin [sic], natural de
Italia, quien se unió en matrimonio por primera vez con Agustina
Pérez, y ya viudo con Manuela de la Cruz, hija legítima de
Ygnacio de la Cruz y Merchora Merced. Dejó descendencia con
ambas esposas. Es de destacar que ambas partidas matrimoniales
estaban redactadas en francés.
La riqueza patronímica de la migración hacia Moca queda
confirmada por el testimonio de José R. Morel Castro, mocano
residente en Santiago hacia principios del siglo XX, quien
recordaba que al salir de su pueblo natal en 1877, “las principales familias de esa época serían los Brache, Cabrera,
Rojas, Lara, Vásquez, Pérez, Jiménez, Rodríguez, Cabral, Salcedo,
Pichardo, Almonte, Badía, Jáquez, De la Maza, Guzmán, Tapia,
Cueto, Michel, Estévez, Lapeyretta, Cáceres, Riva, Lajara,
Álvarez, Cordova, Morín, Morillo, Ceara, Pacheco, Arnaud, Contin,
Viñas, López, Aybar, Del Orbe, Bidó, Ramírez, Comprés, Lizardo”[10].
Esa nómina de apellidos demuestra que Moca, como escribió el
comisionado norteamericano David Dixon Porter en 1846, “atraía más de lo acostumbrado”[11].
Notas y fuentes Bibliográficas:
[7]
Dispensa matrimonial a los cónyuges Juan Jiménez López y María
Merced Ureña Díaz, 1846, en Moca.
[8]
Dispensa matrimonial a los cónyuges Valeriano Díaz y Antonia
Rodríguez, 10 enero 1872, Guayubín.
[9]
Página web: www.familysearch.org. Consultada el 15 de
septiembre de 2012.
[10]
Julia, Julio Jaime: Notas para la historia de Moca,
Editorial Universitaria, UASD, 1985, p.30.
[11]
Porter, David Dixon: Diario de una
misión secreta en Santo Domingo. Sociedad Dominicana de
Bibliófilos, Santo Domingo, 1978, p.207-208.