INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 30 DE NOVIEMBRE DE 2019

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“GENEALOGÍA Y PERSONALIDAD DE NICOLÁS DE jESÚS CARDENAL LÓPEZ RODRÍGUEZ”,
de PEDRO ALEJANDRO BATISTA (3 de 3)

Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández

 

El estudio de la genealogía de costado del cardenal López Rodríguez devela sus vínculos perdidos en el tiempo con otros sacerdotes, figuras de nuestra historia política y de la contemporaneidad, como Tito Salcedo y Máximo Grullón Salcedo, figuras de la independencia y la restauración; los presidentes Horacio Vásquez y Mon Cáceres; el luchador antitrujillista Juancito Rodríguez; monseñor Hugo Eduardo Polanco Brito; el político Vincho Castillo; monseñor Freddy Bretón y el médico Juan Manuel Taveras Rodríguez, personajes a través de los cuales corre como savia fundacional la sangre canaria que anima igualmente al personaje central de este texto. A esos entronques dedica el autor sus correspondientes apéndices, que acompaña con esclarecedores deslindes, diagramas de árboles genealógicos y reproducciones de actas y dispensas.

Dentro de esa parentela colateral resalta la de la bisabuela materna María Magdalena Vásquez Lizardo de Salcedo, quien era hermana a su vez de María Francisca Vásquez Lizardo, esposa de José Brache, a quien se considera autor intelectual del magnicidio del presidente Ulises Heureaux en 1899. Este dato revelador, desconocido o acaso poco manejado, reafirma la lectura que en clave genealógica debe hacerse de esta conjura, pues a partir de él se deduce que Brache involucró en ella a sus sobrinos políticos Horacio Vásquez y Ramón Cáceres, hijos, respectivamente, de Basilio Vásquez Lizardo y Remigia Vásquez Lizardo de Cáceres.  

En esta misma línea familiar, debe subrayarse que María Lizardo, madre de los Vásquez Lizardo y Comprés Lizardo y cuarta abuela materna y tatarabuela paterna del Cardenal, era banileja y prima hermana del generalísimo Máximo Gómez, por ser hijos, respectivamente, de María de la O Gómez Guerrero de Lizardo y Andrés Gómez Guerrero, hijos a su vez de José Gómez Guerrero y Antonia Florencia Guerrero Hernández.

En definitiva, el entramado familiar al que nos convoca esta obra es, sin dudas, enorme y apasionante. Y su patente trabajo paciente y esforzado expresa una paciencia rayana en la singularidad, que testimonia el aprecio de su autor por el manejo de las fuentes genealógicas y el pasado familiar. Su aporte a la tesis de la fundación canaria de Moca, su más importante aporte indirecto, acusa la gravedad, precisión y concordancia que se espera de las conclusiones extraídas mediante la aplicación del método deductivo en una investigación genealógica.

Bruno Rosario Candelier, en “El sentido de la cultura”, escribió: “Creo que la historia, contrario a la estimación generalizada, debe escribirse con pasión porque la pasión anima los hechos, sobre todo, los grandes acontecimientos hazañosos, y está en el trasfondo de las empresas humanas significativas”. Parafraseándolo, Pedro Alejandro Batista ha escrito con pasión esta fascinante genealogía de Nicolás de Jesús Cardenal López Rodríguez, interpelando a sus ancestros hasta hacerlos resonar en la contemporaneidad a través de la personalidad de su renombrado descendiente.   

Una de las normas que rigen la divulgación de una investigación es aquella que establece que la publicación de la documentación reunida debe realizarse cuando su contenido “signifique un aporte, cuando el conocimiento que se va a transmitir es mayor al que ya existe” (Chez Checo, José “Divulgación de una investigación” en “Del quehacer historiográfico”, Colección Historia Total, Amigo del Hogar, Santo Domingo, 1995, p.22). Fiel a este principio, el padre Batista ha publicado en el momento en que ha debido hacerlo, tras rastrear y recopilar la documentación que sustenta la genealogía del cardenal López Rodríguez y cuando, después de haberla valorado, entendió que su difusión pública resultaba en provecho de la bibliografía genealógica dominicana.

Este estudio nos convoca a conocer una parentela que se hace girar en torno a un hombre ejemplar, con una pluralidad llena de significados trascendentes. Le auguro pues una cálida acogida por su indiscutible valor como trabajo investigativo. Y parafraseando a Marguerite Yourcenar en “Memorias de Adriano”, en un mundo tan dispuesto al olvido, todo lo que saca a la luz el esfuerzo de un hombre, aun sea por un día, es saludable.

Esta obra expone el esfuerzo de Pedro Alejandro Batista para rescatar la andadura de los ancestros de muchas familias y la de un dominicano excepcional en lo particular, por lo que saludo su puesta a disposición en provecho de la comunidad intelectual. Vaya pues mi congratulación por esta obra, al tiempo que lo convido a continuar desarrollando su pasión por la genealogía. Sé que lo hará, porque los espíritus inquietos como él no descansan nunca.

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