En un país que ya cuenta con
varias ciudades rondando el medio milenio de existencia, una
comunidad fundada hace sólo 182 años resulta ser “un pueblo
joven”. Más aún si consideramos que no fue hasta 1882, o sea
hace 124 años, que fue erigida Distrito Marítimo, condición que
mantuvo hasta 1907. O sea que, hace 96 años, que a San Pedro de
Macorís se le designó común cabecera de la provincia de su mismo
nombre.
Estas circunstancias y una serie
de factores económicos y geográficos la convirtieron en una
receptora de diversas emigraciones, cuyos descendientes directos
pueblan hoy en día toda la geografía nacional.
Aun cuando la población de apellidos ya
dominicanos por espacio de siglos también concurrieron a su
formación y desarrollo, no es menos cierto que la inmigración
extranjera fue la que impulsó aquella dinámica ciudad.
Emigrantes de países muy
diversos dieron contorno, vida y progreso a la también
denominada Sultana del Este.
Entre estos, citamos algunos de
los provenientes de las más variadas regiones de España, tanto a
final del siglo XIX como a principios del siglo XX.
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Juan Amechazurra, de ascendencia
vasca, quien vino procedente de Cuba. Instaló el ingenio Angelina.
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Juan Serrallés Colón, catalán,
instaló el ingenio Puerto Rico y fomentó la cría de ganado.
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Juan Alemany Vincens, mallorquín,
vino a instalar otro ingenio azucarero, el cual no se concretó.
Fue Vicecónsul de España en San Pedro de Macorís.
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Pedro Carrión Peñate, nacido en
Cuba pero de padres castellanos, destacándose en la industria
licorera.
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José Armenteros Ferrero, nacido
en Fermoselle, provincia de Zamora, región de León. Emigró primero a Cuba y luego a San Pedro de Macorís. Se dedicó
al comercio de exportación e importación.
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José Serrats Callis, natural de
Gerona, Cataluña, instaló una tenería en sociedad con Ricardo
Alvarez.
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José Antonio Morey Castañeda,
mallorquín, descolló en el negocio ferretero y en la hotelería.
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Juan Amengual Ribas, natural de
Inca, Mallorca, se dedicó al comercio.
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Juan Bautista y Andrés Ferrer Morey, quienes vinieron a trabajar con su tío José Antonio Morey
Castañeda.
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Antonio Casasnovas Bosch, oriundo
de Ciudadela, Menorca, incursionó exitosamente en el negocio
de las pieles y posteriormente en la de colono azucarero.
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Juan y Antonio Barceló Artiles,
oriundos de Felanitx, Islas Baleares, quienes se destacaron en
diversas actividades económicas.
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Jaime y Antonio Gual Ferrer,
procedentes de Santa Margarita, Mallorca, quienes descollaron en
el terreno de los tejidos y la confección.
Estos inmigrantes emprendedores,
al igual que muchos otros más no mencionados aquí, dejaron su
impronta en la tierra que los acogió a orillas del Higuamo.
Fuentes Bibliográficas:
García Arévalo, Manuel; Álvarez Santana, Fermín; Mota
Acosta, Julio César; Inoa, Orlando; Javis Luis, Rafael:
Presencia Étnica en San Pedro de Macorís,
Publicaciones de la UCE, Editora de Colores S.A., Santo
Domingo, 2000
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