El ron Tavares, vinculado a la historia económica de Santiago, debe su nombre a Manuel
de Jesús Tavares Portes (18 de octubre de 1841-2 de junio de
1906), quien se
iniciaría en la vida comercial en 1860, cuando fundó su establecimiento
mercantil “El Gallo de Oro”, que sería el génesis de la “Ml. de
Js. Tavares Sucs., C. por A.”.
Se presume que Tavares fabricó ron desde muy temprano, pues su padre le
legó al morir en 1860 un alambique montado en un bohío también
de su propiedad en la calle Libertad, actual Máximo Gómez de
Santiago. Una anécdota lo sitúa como productor etílico para
1863: en septiembre de ese año,
previo a su salida de la ciudad
junto a sus hermanos antes de que fuese destruida como producto
del enfrentamiento de las tropas dominicanas y españolas durante
la guerra de la Restauración, echó en la tina de mosto de su
alambique veinticuatro onzas españolas de oro, recomendando
cuidarlo a un peón de nombre Agapito, a quien dio órdenes de
permanecer en la población. Manuel de Jesús Tavares y su familia
se dirigieron a Moca y luego se refugiaron en la zona rural de
San Francisco de Macorís, pasando luego a la propia población
nordestana. A su regreso, encontró que todas sus propiedades
habían sido destruidas, pero el fiel Agapito guardaba sus
escombros, sable en mano. Vaciada la tina de mosto, sacó la
pequeña fortuna en ella depositada y con ella, a golpe de
trabajo, empezó de nuevo.
Luego del incendio, Tavares se
asoció con su pariente Alejandro Antonio Reyes, instalándose en
una casa de tablas de palma cobijada de yagua en el costado
Oeste de la plaza del mercado. La sociedad duró menos de un año,
pues ambos aparecen por separado en una lista de comerciantes
levantada el 14 de mayo de 1864 por el general Pedro Gregorio
Martínez, gobernador civil y militar de Santiago, asistido por
el oficial secretario Agustín Franco Bidó.
Tras su separación, Manuel de
Jesús Tavares se ubicó en una casa techada de yagua construida
en el solar paterno de la calle Libertad, donde vendía
mercancías tales como andullos, cigarros, aguardiente y frutos
agrícolas. El capital que logró acumular en los primeros años de
la Segunda República le permitió trascender el oficio de pulpero,
calidad bajo la que aparece provisto de patente junto a la de
alambiquero en los años 1867 y 1868. En efecto, en 1871 figura
como propietario de una tienda mixta; en 1880 aparece como
especulador en tercera escala; en 1886 se le concedió patente
como mercero en segunda escala; en 1890 se le clasificó como
almacenista y mercader en segunda escala y en 1896 como
comerciante. Su identificación como alambiquero correría pareja
a su ejercicio de actos de comercio: en 1867 y 1871 aparece como
propietario de un alambique de un punto, capacidad que tenía
todavía en 1885, pero que en 1887 ya era de dos puntos. En 1895
se le concedió una patente como propietario de una destilería y
en 1898 por un alambique de seis puntos, lo que avala lo antes
afirmado.
Además de ron, Tavares producía
aguardiente, alcohol, bay rum, licor, amargo, ginebra y vino
tinto. De sus niveles de producción no tenemos datos, pero la
presencia del afamado ron Tavares en las exposiciones
universales de París en 1889 y de Bruselas en 1897
—en la que
ganó una “mención honorable”— y 1910
—en la que ganó una
medalla de oro—; en la Exposición Regional del Cibao en 1918
—en
la que obtuvo una medalla de oro— en la Exposición Nacional de
1927 y en la Exposición Universal de Sevilla de 1929
—en la que
también fue galardonado con medalla de oro—, dejan por sentado
su aprecio en el mercado consumidor.