INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC.

Cápsulas Genealógicas

 

SUPLEMENTO CULTURAL DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 15 DE FEBRERO DE 2025

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MERCEDES RODRÍGUEZ BUENO Y SUS DESCENDIENTES: ENTRE LOS REGISTROS HISTóRICOS Y LA MEMORIA FAMILIAR (3 de 3)

Preparado por Raquel de Castro Morel

 

Algunos de los hijos de Mercedes Rodríguez Bueno de Morel alcanzaron edades longevas, como Lorenza Hortensia, Leopoldo (Polo) y Santiago (Chago), quienes fallecieron a los 98, 93 y 96 años, respectivamente. Según relatos anecdóticos, estuvieron entre los primeros testigos de Jehová en congregarse en Santiago de los Caballeros, donde los tres establecieron su residencia. Uno de los hijos de Santiago (Chago) perteneció a la misma congregación y fue llevado preso a la cárcel de la Victoria durante la dictadura de Trujillo, víctima de la persecución que tenía el régimen a los que profesaban ese credo.

Santiago (Chago) Morel Rodríguez casó en 1912 con Altagracia Grullón Acosta, con quien tuvo dos hijos, Altagracia Mercedes (n. 1913) y Santiago Morel Grullón (n. 1914), reconocido fotógrafo de Santiago, conocido como “Chaguito Morel”. Altagracia falleció tras dar a luz a Chaguito. Posteriormente, en 1915, Santiago (Chago) Morel Rodríguez contrajo matrimonio con Eloyna Villalona, con quien tuvo nueve hijos: Américo (n. 1915), María (n. 1917), Ricardo (n. 1920), Plinio (n. 1922), Tomás (n. 1925), Rafael (n. 1928), Lourdes (n. 1932), Aurelia Altagracia (n. 1934) y Bolívar Morel Villalona (n. 1937). Tras la muerte de su primera esposa, Santiago contó con el apoyo de su hermana Lorenza Hortensia para criar a sus dos primeros hijos, ejemplificando resiliencia en tiempos difíciles.

Mercedes Rodríguez Bueno fue beneficiada mediante la Ley núm.320, del 24 de agosto de 1940, con una pensión vitalicia otorgada por el Congreso Nacional durante el gobierno títere de Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, a pedido de Rafael Leonidas Trujillo Molina, “Jefe Supremo y Director del Partido Dominicano”. En uno de sus considerandos se la describía como “venerable anciana, vecina de Dajabón” y se destacaba su condición de hija legítima del general Santiago Rodríguez. La pensión, de 40 pesos mensuales, fue aprobada como un gesto simbólico para honrar el papel jugado por su padre durante la gesta restauradora y su aporte a la historia del país.

La vida de Mercedes, marcada por la invisibilidad en los relatos históricos oficiales, ha resurgido gracias a registros que reivindican su linaje y destacan el papel de su padre en la guerra de la Restauración. La constatación de su vida y descendencia corrige un yerro genealógico y subraya la importancia de rescatar historias familiares que enriquecen la narrativa nacional.

 

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