Moca en 1871 de Samuel Hazard
Dos choznos de Imbert y Miembros de Número del Instituto Dominicano de
Genealogía, Luis Héctor Arthur Sosa y Víctor José Arthur Nouel, confirmaron
este relato, narrado en el ámbito familiar por su tía Elvira
Arthur Pierret de Dalmasí, a su vez tataranieta de Imbert. De
ellos, Víctor José, localizó hace más de una década el
acta de bautismo de Segundo Francisco Imbert, marcada con el
número 623, del folio 140, del Libro 3 de Bautismos de la
parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Moca. Referenciada
por nuestro actual presidente Leonardo Díaz Jáquez, en dicho
documento consta que el neonato, llevado a las aguas el 6 de
junio de 1837, no tuvo padrino, solamente madrina, la señorita
Francisca Xaviera Bernal, hecho que también cita Troncoso.
Consultado al respecto, el sacerdote jesuita José Luis Sáez, dedicado
investigador de historia eclesiástica y Miembro de Número de la
Academia Dominicana de la Historia, nos refirió que para la
época no existía nada establecido respecto de los padrinos en el
sacramento del bautismo, por lo que pueden encontrarse actas
—como esta— en la que se hace constar que el infante fue sacado de la pila por un
padrino o una madrina sin pareja. En efecto, otras actas
localizadas por Díaz Jáquez dan cuenta que esta era al parecer
una circunstancia corriente: Florentino de Peña Acevedo,
Celedonio Vásquez González y María Gabriela Bencosme Pichardo,
nacidos en Moca en marzo de 1837 y bautizados en la parroquia de
esa ciudad en los meses de abril y mayo del mismo año, tuvieron
solamente madrinas: María del Carmen Ureña, Josefa González y
Ramona Guzmán, respectivamente (Ver actas 581, folio 136; 583,
folio 137; y 598, folio 138, del Libro 3 de Bautismos de la
parroquia de Nuestra Señora del Rosario de Moca).
La mayor o menor
credibilidad de un testimonio no depende de la categoría de la
persona de quien provenga, sino de su mayor o menor coincidencia
con determinados hechos constatados a través de otras fuentes y
del grado de verosimilitud que se aprecie en el mismo. En el
caso que nos ocupa, pese a la discrepancia del testimonio con el
documento, Troncoso determina la veracidad del primero a partir
de una convincente consideración: la fastuosa celebración del
Corpus Christi en 1879 en la ciudad de Santo Domingo, a la que
el gobierno contribuyó decididamente. “¿Qué menos
podía hacer”
—concluye Troncoso—
“en obsequio y honor a
su padrino, el general Segundo Imbert, ministro de lo Interior y
Policía del gobierno entonces imperante?”.
Fuentes Bibliográficas:
Troncoso de la Concha, Manuel de Jesús: Un ahijado del Santísimo en “Narraciones
dominicanas”, Colección Pensamiento Dominicano, Biografías y
evocaciones, volumen III, Banco de Reservas - Sociedad
Dominicana de Bibliófilos, Santo Domingo, 2008, págs.
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