Nuestra relación concluye con uno de los miembros más señalados de la familia, el doctor Lorenzo Solano Garavito, profesor de la facultad de Cánones y Leyes de la universidad de Santo Domingo, relator interino, juez provisor y vicario general del arzobispado, comisario subdelegado apostólico de la Santa Cruzada y escribano del Santo Oficio. Ocupó las plazas más importantes del cabildo catedralicio: arcediano, chantre, maestrescuela y deán.

Asistió al entonces obispo de Santiago de Cuba, fray Jerónimo Nosti Valdés, durante la consagración en Puerto Príncipe (actual Camagüey) del toledano fray Francisco del Rincón, O.M., como décimo sexto arzobispo residencial de Santo Domingo (1707-1711).

Testó el 19 de mayo de 1728 ante el alcalde ordinario Gonzalo Fernández de Oviedo y el escribano Salvador Figueroa Garay (ahasd. Capellanías, L. II, núm. 163, fol. 82 v). Al otorgar sus últimas voluntades manumitió a su esclava Cecilia Solano, a quien legó “por el mucho amor y cariño que le tenía” la cama de su uso, algunos ajuares de casa y, para cuando se casara, unas casas bajas anejas a las de su residencia.

Por último, aunque no por ello menos importante, tenemos que fundó un vínculo, en cabeza de su sobrino el licenciado Antonio de la Concha, sobre un hato de cabras y ovejas denominado Arroyo Hondo, en el partido judicial de Baní. Dispuso, entre las clausulas de dicho instrumento, que con el “fallecimiento del dho. mi sobrino, pase el referido Hato con las propias obligaciones y circunstancias referidas a los descend^tes de la dha. mi hermana D^a Ana Solano, prefiriendo el mayor al menor y el varón a la hembra, y por falta de estos al colegio de la compañía de Jesús de esta dha. ciudad de forma que jamás pueda ser vendido ni enagenado”.

Los acuciosos trabajos de Manuel Vetilio Valera Valdez sugieren que en el hato de Arroyo Hondo anidó una familia de apellido Solano, descendientes de Lorenzo Solano y Petrona Mateo, cuya relación con la rama anterior no ha podido aún ser determinada.