Sería a mediados del
siglo XVIII cuando la sección de Gurabo, en el municipio de
Santiago, empezó a delinear su perfil genealógico actual con el
arribo de numerosas familias procedentes de las Islas Canarias.
Una de estas familias fue la Domínguez, uno de cuyos troncos
fundamentales lo constituye la pareja de Sixto Domínguez y
Jacinta de León, padres a su vez del genearca gurabero José
Ramón Domínguez.
De acuerdo a su
descendiente por línea paterna, el ingeniero Pablo Gómez Borbón, a
Domínguez, en tanto primogénito, le correspondió el usufructo de
las estancias heredadas de sus progenitores, que según la
tradición oral familiar, se extendían desde los límites de
Santiago hasta Pedro García y desde Jacagua hasta Guazumal,
Sabana Grande y Tamboril, lo que lo hace uno de los hombres más
ricos de la historia de Gurabo.
Su ascendencia es
posible remontarla justo a mediados del siglo XVIII a partir de
dispensas de consaguinidad. Así, su padre Sixto Domínguez era
hijo de Cristóbal Domínguez Fernández y Felipa Hernández, en
tanto que su madre Jacinta de León era hija de Francisco de León
Valerio y Manuela Fernández.
En 1871 otorgó su
testamento en Santiago por ante los notarios Joaquín de Portes y
Sebastián Pichardo y al mismo tiempo otorgó poder a Domingo
Daniel Pichardo para formular los inventarios de los bienes de
sus primeras esposas, los cuales se distribuyeron entre sus
herederos conforme declaraciones de entrega. A partir de estos
documentos, es posible espigar interesantísimos datos sobre su
prole.
Según su testamento,
instrumentado el 21 de junio de 1871, José Ramón Domínguez
declaró tener entonces 61 años y ser natural de Gurabo Arriba;
sus padres para ese año estaban fallecidos. En 1828 casó con
Ascensión Díaz, hija de Manuel Díaz y fallecida en 1835. De este
matrimonio fueron hijos Ramón Antonio, Julián, José Joaquín
—ya fallecido—
y Fernanda. José Joaquín había dejado a su vez cuatro hijos,
Miguel, Luisa, Manuel y Pedro. Fernanda había casado en primeras
nupcias con José Eugenio López Villanueva y tras enviudar con
Juan Benavente; de su primera unión tuvo dos hijos, Francisca y
José Eugenio (Genito) Villanueva Domínguez. Genito, según apunta
Rufino Martínez, en su Diccionario Histórico-Biográfico
Dominicano, fue el primero en su familia paterna en dejar de
utilizar la combinación patronímica López Villanueva, aboliendo
el primer apellido en su nombre.
En 1838, tres años
después de la muerte de su primera esposa, José Ramón Domínguez
casó con Liboria Díaz, quien falleció tan sólo 11 meses después,
en 1839, dejando un solo hijo, Telésforo.
Más tarde casó con Ana
Rosa Gómez, hija de Ignacio Gómez e Ignacia Méndez, procreando
en esta unión a José Salustiano, José Jacinto, María de Jesús,
María de los Santos, María Concepción, José Emilio y Guadalupe
Domínguez Gómez, esta última la única mayor de edad para la
fecha y casada con Eduardo Franco.
Como puede verse, los documentos citados arriba resultan
fundamentales para conocer la primera generación de
descendientes de este personaje, pero al mismo tiempo aportan
referencias que permiten adentrarnos en el conocimiento de
determinadas características de las uniones conyugales para la
época y el ejercicio del patriarcado. Así, en su primera unión
con Ascensión Díaz, la comunidad conyugal tuvo como bienes un
caballo, una yegua y un bohío en terreno de su suegro, que
destruyó después de enviudar; los animales los vendió para
cubrir deudas y el entierro de su esposa. De su abuelo materno,
los hijos de ese matrimonio heredaron un cordel de tierra en la
“llanada de Gurabo”, tres pesos de tierra “en la loma” y 31
pesos de tierra en otros puntos.