INSTITUTO DOMINICANO DE GENEALOGÍA, INC. |
Cápsulas Genealógicas |
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SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy |
SÁBADO, 18 DE JULIO DE 2020 |
BLACK LIVES: LOS ESCLAVOS DE FRANCISCO ESPAILLAT |
Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández |
Francisco Espaillat Virol (Masclat, Francia 1734-Aguadilla, Puerto Rico, 1807), tronco de esta familia en el país y asentado en Santiago desde 1756, fue además de cirujano y funcionario colonial un potentado propietario de hatos ganaderos, estancias agrícolas e ingenios en las jurisdicciones de Santiago y Monte Cristi, en los que, conforme diversas fuentes, empleó más de mil esclavos, en una muestra evidente de que la esclavitud fue una institución económica diversa, que extraía el trabajo no remunerado de las personas en una variedad de entornos. El expediente instruido para la obtención de su carta de naturalización como ciudadano español, expedida en 1787 por el rey Carlos III, ofrece datos relativos a sus propiedades y al número de esclavos en cada una de ellas. En particular, certificaciones expedidas en ese año por los escribanos Antonio López y José Martínez de Valdez sobre actos de venta obrantes en sus protocolos y el acta de justiprecio de sus bienes dan cuenta detallada de sus propiedades, años de compra, vendedores, valor y patrimonio de cada una. Así, en el ingenio de la estancia de Sabana Grande, cercana a Pontezuela, había 55 negros, 9 de ellos párvulos; en el ingenio localizado en Gurabito, en la estancia de Gurabo, habitaban 25 negros, “todos de servicio, y buena edad”; en el Hato de en Medio, contentivo de dos corrales con 350 reses, treinta bestias “de por atajo” y 250 cabras, dos negros, “el uno Mayoral, y el otro mozo”; en el sitio de la Salada, que reunía 200 reses y 12 bestias, dos negros, “el uno Mayoral y el otro entrado en edad”; en el hato de la Larga, donde habitaban 500 reses y 15 bestias, un esclavo; en el hato de La Gozuela, que reunía 420 reses, 28 bestias de raza, 41 cabras y 31 ovejas, un negro; en el hato de Las Matas, criadero de 180 reses, 18 bestias, 3 burros y 31 cerdos, “Dos Esclavos buenos”; en La Otra Banda, al otro lado del río Yaque, donde tenía un bohío cobijado de tejas con cocina, corral y chiquero, 100 cabras, 100 ovejas, 50 reses y 6 bestias, un negro; en La Herradura, propiedad con 66 reses, un negro; en Angostura, donde tenía una fábrica de procesamiento de añil, 8 “Negros útiles”; en la estancia de Los Ciruelos, consistente en una plantación de 10 mil cafetos y 8 mil matas de plátano, dos negros; en el tejar de dicha estancia, ocho negros; finalmente, en su casa de dos plantas en la calle Del Sol había una servidumbre compuesta por diez negros, hembras y varones, “los ocho grandes, y dos pequeños”. En el artículo “La Estancia de Monsieur Espaillat”, publicado en el periódico santiaguero “El Constitucional”, del 6 de marzo de 1901, se refiere que la negrada de la hacienda de Angostura —que ubica en el paraje Los Melados— la componían 500 cabezas, aunque Sebastián Emilio Valverde dice que la peonada era cercana a los mil trabajadores. Ambas fuentes no indican las fechas en que prevalecía esa cantidad de esclavos. Esta distribución numérica nos remite a considerar que, a más de sus diferencias ambientales, la intensidad del trabajo era menor en los hatos y estancias que en los ingenios, como sucedía en la generalidad de la colonia española, a diferencia de lo que ocurría en los ingenios azucareros y plantaciones de añil de la colonia francesa, lo que, sin embargo, no permitía establecer una distinción jurídica entre los tipos de esclavitud que se verificaban en ellos ni disminuía el carácter de cosa endilgado a los esclavos. De esos esclavos, los residentes en Sabana Grande protagonizaron en 1792 una riña con los del colindante ingenio de José Tadeo Ceballos, padrastro de su esposa, producto del enfrentamiento entre sus mayordomos Pedro Armaignac y Santiago Montaño, respectivamente. En la sumaria instrumentada por el mencionado escribano real, público y de cabildo Antonio López en la ocasión, constan los nombres de varios de ellos – analfabetos y desconocedores de su edad, pero asistentes a misas – y solo uno con apellido: Pascual de los Reyes. Gracias a su testimonio sabemos que en dicha propiedad había negros criollos y negros franceses, esto es, procedentes de la colonia de Saint Domingue. La tradición familiar recoge que, después de la invasión haitiana de 1801 y la ocupación por Francia de la parte este de la isla a partir de 1802, Espaillat se retiró a su propiedad de Sabana Grande —recuerdo acaso distorsionado, pues a propósito de los sucesos de 1792 se menciona allí a su esposa Petronila Velilla— y que, producto de la invasión de Jean Jacques Dessalines, se vio forzado a salir en 1805 a Puerto Rico en un barco que tomó en horas de la noche en Puerto Plata junto a su familia después que atravesaron la Cordillera Septentrional a lomo de mulos. En un instante fugaz, el cortés, hospitalario, rico, poderoso, “hombre de juicio excelente” y “cacique respetado del país”, como lo describieron cronistas franceses en 1797 y 1798, quedó sin fortuna. En su testamento otorgado en la ciudad puertorriqueña de Aguadilla, Espaillat declaró que lo hizo “con abandono de mis caudales que aún no me ha sido posible recuperar cosa alguna”. Pero sus hijos, a su regreso, lograron la restitución de sus bienes, como lo atestiguan los hechos de que sus restos fueron repatriados y enterrados en el cementerio de su estancia de Sabana Grande en 1810 y que la partición de sus bienes inmuebles entre sus herederos se practicó en 1815. Pero, ¿qué fue de sus esclavos? Su número había disminuido para fines del siglo XVIII, pues justo en 1800, Mr. Pedron, ex ordenador de Santo Domingo, en una “Memoria descriptiva de la parte española de Santo Domingo que contiene algunas ideas y pensamientos sobre diferentes materias”, daba cuenta de que en la parte este de la isla se contaban 60 haciendas de caña —la de Espaillat entre ellas— que, en conjunto, solo ocupaban 1,500 trabajadores. Ese “grado mediocre de prosperidad” se debía a que la “cultura” de los “trabajos de la caña” había “tardado en hacerse de nuevo”, acaso en alusión a la rebelión de esclavos en Saint Domingue en 1791. La esclavitud en la parte este de la isla perduró entre 1802 y 1822, después de haber sido abolida fugazmente en 1801 por Toussaint Louverture, y es muy probable que sus hijos adquirieran nuevos esclavos y que algunos de estos, al igual que los que él poseyó en el siglo XVIII, llevaran su apellido. En efecto, en 1820, en la parroquia San Felipe de Puerto Plata se registró el bautismo de la hija natural de una esclava apellido Espaillat, propiedad de José de Rojas y que antes había sido de Francisco Espaillat, mientras que en Santo Domingo en ese mismo año fue bautizado Tomás Espaillat, hijo de Timoteo Espaillat y María Rosa Heredia, esclava de José Echavarría. También, en 1830 en Santo Domingo se registró la defunción de María Velilla, esposa de Tomás Espaillat, labrador y analfabeto, quienes se presume pudieron ser antiguos esclavos de la familia, por la coincidencia del nombre de la difunta con el de María Leonarda Velilla, esposa de Francisco Antonio Espaillat Velilla, hijo mayor de Francisco Espaillat Virol. Entretanto, el 22 de noviembre de 1828 se registró en San José de Las Matas el matrimonio de Miguel Espaillat, hijo natural de Paula Espaillat, con Francisca Baes (sic), hija natural de Silveria Baes (sic); madre e hijo pudieron ser libertos antiguamente ocupados en la posesión que Francisco Espaillat Virol tenía en la comunidad serrana de Dicayagua para la crianza de cerdos o acaso en sus terrenos en Babosico o Las Mesetas. Miguel figuró como padrino en San José de Las Matas en 1847 de Manuel de Jesús Torres, hijo natural de Josefa Torres, y de Valentín Torres, hijo natural de María Altagracia Torres, en el primer caso junto a María Encarnación Báez y en el segundo junto a su esposa Francisca como madrinas. Otros esclavos llevaron distintos patronímicos, como fue el caso de los ascendientes paternos del general José María López, artillero durante la batalla de Santiago en 1844. Como practicantes del ritual católico, hay que pensar que esclavos de Espaillat bien pudieron haber sido bautizados también en la iglesia parroquial mayor de Santiago, pero la confirmación de esa tesis es imposible, pues sus archivos fueron incendiados en 1805 y 1863. No obstante esos vacíos documentales, es posible afirmar que a la par de la descendencia legítima de Francisco Espaillat se desarrolló una estirpe negra que también llevó su apellido —Pedro Ignacio Espaillat, uno de los mártires de Santiago durante la Anexión, fusilado el 17 de abril de 1863, perteneció a ella— , la cual tiene sus raíces en los esclavos de sus hatos, estancias e ingenios. Bibliografía: Archivo General de la Nación: boletín del Archivo General de la Nación, volumen XLII, número 149, septiembre-diciembre 2017: Motín de esclavos de Sabana Grande, Santiago, 1792 (Rocío Devers, transcripción) Archivo notarial de Santiago Reinoso Lora. Protocolo de Joaquín Dalmau: Acto número 44, de fecha 31 de mayo de 1907. Escritura de 800 pesos de terreno comunero en Babosico a favor de Enrique Ferroni por la sucesión de Pedro Torres. Anexo, inventarios y participaciones de los bienes que quedaron por fallecimiento de Luisa Gerez, confeccionados por Carlos Rojas, curador de la sucesión, 14 de agosto de 1806 Campillo Pérez, Julio G.: Francisco Espaillat y el desarrollo del Cibao, Instituto Dominicano de Genealogía, Santo Domingo, 1985 Campillo Pérez, Julio G.: Francisco Espaillat y el desarrollo del Cibao, Apéndice A, Instituto Dominicano de Genealogía, Santo Domingo, 1986 Julián, Amadeo: Políticas de control social, económico y político sobre los negros libres, Academia Dominicana de la Historia, revista Clío, número 196, julio-diciembre de 2018 López Morillo, Adriano: Memorias sobre la segunda reincorporación de Santo Domingo a España, tomo I, Libro Segundo, Sociedad Dominicana de Bibliófilos, Santo Domingo, 1983 Rodríguez Demorizi, Emilio: La era de Francia en Santo Domingo - contribución a su estudio, Academia Dominicana de la Historia, Editora del Caribe, Santo Domingo, 1955 Rodríguez Demorizi, Emilio: Papeles de Espaillat, Biblioteca Espaillat, Editora del Caribe, Santo Domingo, 1963 Vega, Wenceslao: El cimarronaje y la manumisión en el Santo Domingo colonial. Dos extremos de una misma búsqueda de libertad, Academia Dominicana de la Historia, revista Clío, número 170, julio-diciembre de 2005 Acta de matrimonio de: Miguel Espaillat y Francisca Báez, San José de Las Matas, 22 de noviembre de 1828. Disponible en: Document Information: GS Film Number 624485, Digital Folder Number 005190816, Indexing Project (Batch) Number M67626-3, System Origin EASY, Record Number 50, Citing this Record República Dominicana, matrimonios, 1743-1929, database, FamilySearch (https://familysearch.org/ark:/61903/1:1:FLSP-4RM ) del 13 de Febrero de 2020, Francisca Baes in entry for Miguel Espaillat, 1828.Miguel Espaillat Libro 1 de Bautismos, folio 164, acta sin número, Catedral de Santo Domingo. Bautismo de Tomás Espaillat Heredia Libro 1 de Bautismos, acta núm.768, parroquia San José de Las Matas. Bautismo de Manuel de Jesús Torres, 15 de agosto de 1847 Libro 1 de Bautismos, acta núm.860, parroquia de San José de Las Matas. Bautismo de Valentín Torres, 8 de diciembre de 1847 La foto mostrada al inicio de esta página fue tomada del sitio: https://theconversation.com/american-slavery-separating-fact-from-myth-79620 |