Don Tomás
Otto Duvergé y sus hermanos fueron entusiastas propulsores
del progreso de su pueblo.
Tomasito en sus primeros años fue
tipógrafo, pequeño comerciante, y el 12 de febrero de 1912, inauguró la primera Fábrica
de Hielo en El Seibo.
A
seguidas montó una agencia de bicicletas, lo que fue un
agradable acontecimiento para el pueblo. Más
tarde adquirió el primer carro que llegó a la ciudad, un Ford, traído
con la ayuda
de cadenas para poder vadear los
baches y fangales de los caminos.
Conforme con
sus propósitos de buscar más que hacer,
trajo el fonógrafo e
instaló un cinematógrafo, para lo cual construyó un local
que adaptó para tales fines, y por cuyo escenario desfilaron
las mejores compañías
artísticas de la época y se
exhibieron las películas de más éxito del cine mudo.
Para
completar su obra, inauguró el servicio eléctrico en algunas
calles.
Ya en la
década de los
años
20, va mejorando y modernizando todos esos
servicios:
para el cine adquiere un nuevo proyector y una
pianola. Mejora y moderniza el alumbrado de las calles e
instala otra
fábrica de
hielo de más capacidad. Inaugura el
Café Ideal, de gratos recuerdos. Luego llegan la vitrola,
la vellonera, la radio, las lámparas fluorescentes y el cine
parlante.
Pero en la
década de los
años
40 comenzó la declinación de aquella noble
familia. Los años y la salud agobiaban a ese fuerte roble que
fuera años atrás Don Tomás Otto Duvergé.
Era un día 4
de mayo (1948),
las fiestas de la Patrona de la
Ciudad... hay fuegos artificiales...
alegría...
música...;
pero
las correas de las máquinas entonan una canción de tristeza:
don Tomás había muerto de un infarto cardíaco al pie de sus
motores.
Siete meses
más tarde, cae su hermano y compañero de bregas,
don Ovidio
Antonio Otto Duvergé.
En
1954
fallece doña Adela Otto Duvergé. Y el 20 de diciembre de
1971, a la edad de 81 años, entrega su alma al Creador la
señorita Dolores Onésima Otto Duvergé, quien elaboró con más
éxito el famoso refresco...,
pero dejó en manos de su sobrina Adelita y de sus hermanos Ozemita, Ovidio Antonio, Tomás
Eligio y José María Otto Morales (hijos de
don Ovidio),
la responsabilidad de mantener en alto el nombre de la casa
solariega: la conservación de la Planta
de Hielo, el
mantenimiento de La Industria
del Mabí, y el compromiso de
no dejar caer el legado más preciado de su larga y honrada
familia: !El Amor
al
trabajo!
El notable
beisbolista nuestro César (Cesarín) Gerónimo Zorrilla, es
miembro de esta querida familia seibana. Por el lado paterno
desciende del
general Antonio Duvergé, y por el lado materno
desciende del
general Ramón Santana, el hermano mellizo del
general Pedro Santana.
En Cesarín tenemos por tanto,
un buen ejemplo de la inutilidad de rumiar rencores
históricos, pues al fin y al cabo, si indagamos bien,
comprobaremos que todos los dominicanos somos una sola gran
familia.
Fuentes Bibliográficas:
Gerónimo Otto, Ml. A.: Apuntes