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Cápsulas Genealógicas

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SECCIÓN SABATINA DEL DIARIO Hoy

SÁBADO, 2 DE MARZO DE 2013

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FAMILIARIDAD, CONSANGUINIDAD Y FRATERNIDAD EN EL MOVIMIENTO INDEPENDENDISTA (2 de 2)

Preparado por Edwin Rafael Espinal Hernández

 

Familiaridad, consanguinidad y fraternidad en el movimiento independentista

Según la tradición, Mella fue incorporado como comunicado de La Trinitaria por mediación de Juan Isidro Pérez, quien figuró como testigo de su boda en 1836. Sin embargo, nos atrevemos a presentar la hipótesis de que su introducción al movimiento pudo producirse por vía de sus propias esposa y suegra. En efecto, la madre de María Josefa Brea Hernández (n.1814), Josefa Hernández, era prima hermana de Juana Hernández, esposa de Ignacio Bona Pérez (1799-1844), firmante del Manifiesto del 16 de enero y padre de Concepción Bona Hernández (n.1824), autora de la bandera que ondeó en la Puerta del Conde el 27 de febrero de 1844. Así, María Josefa Brea Hernández, esposa de Mella, y Concepción Bona, resultaban primas segundas. Ignacio Bona, a su vez, era hermano de madre de Juan Pina (1790-1878), también firmante del Manifiesto y padre de Pedro Alejandrino Pina García, otro de los trinitarios, y de María de Jesús Pina Benítez (n.1828), quien siendo una niña de catorce años ayudó a su prima hermana Concepción en la confección de aquel primer lienzo tricolor. Al mismo tiempo, la madre de María de Jesús Pina y segunda esposa de Juan Pina, Juliana Benítez Hernández, era prima hermana de María Josefa Brea Hernández, esposa de Mella y de Juana Hernández, madre de Concepción Bona.     

Respecto de otros trinitarios se ha señalado la participación de parientes cercanos. La familia de Juan Nepomuceno Ravelo se contó entre las que fabricaron balas y cartuchos para el soporte bélico de la causa. Su hermana, María Francisca Ravelo de los Reyes, casó en 1835 con Manuel Jimenes González, comunicado de La Trinitaria y quien fuera segundo vicepresidente de la República en 1848. El caso de Jimenes es singular, pues ya viudo contrajo matrimonio con Altagracia Pereyra Pérez, sobrina del también trinitario Juan Isidro Pérez e hija de José Andrés Pereyra Oviedo y María Josefa Pérez de la Paz. Otro caso es el de los hermanos Serra, José María y Fernando. La esposa de José María Serra, María del Carmen Luna Bernal, con quien casó en 1848, era hija de María Isabel Bernal y Gabriel de Luna, febrerista. Fernando Serra, presente en el baluarte del Conde, y comunicado de La Trinitaria fue esposo a partir de 1848 de Mariana (o Ana María) de la Concha, hermana de los próceres Jacinto, Tomás y Wenceslao de la Concha. 

No sabemos si la madre de los Serra, Juana de Castro, era pariente de Pedro de Castro y Castro, hijo de José de Jesús de Castro y de María Josefa de Castro, ya citado como firmante del Manifiesto del 16 de enero y tío materno de otros destacados conjurados, los hermanos José Joaquín, Gabino y Eusebio Puello de Castro, hijos de Martín Puello y María Merced de Castro. Quien inicia a los Puello en la revolución separatista es José Diez, tío materno de Duarte, por intermedio del prócer Buenaventura Gneco, en 1843. Joaquín Puello estuvo junto a su padre Martín en las puertas de la Misericordia y del Conde, actuando la noche del 27 de febrero como jefe de operaciones militares con el grado de coronel; Gabino dio a conocer el manifiesto revolucionario que redactaron su hermano José Joaquín, Francisco del Rosario Sánchez, Vicente Celestino Duarte y Manuel Jimenes tras la salida del país de Duarte en 1843. La condición de vecindad sale a relucir en el caso de Eusebio Puello, pues vivía frente a la casa de Duarte.

En el interior del país, la consecución del ideal trinitario tuvo también como adeptos a familiares y allegados. El pronunciamiento de El Seibo estuvo a cargo de los hermanos Pedro y Ramón Santana y en San Cristóbal fue encabezado, entre otros, por Antonio Duvergé, compañero en el negocio del corte de maderas de Matías Ramón Mella, mientras que en Baní uno de los cabecillas del movimiento era Manuel de Regla Mota, ya citado como primo hermano de la segunda novia de Duarte, Prudencia Lluberes Álvarez. En Santiago se atrajo a los hermanos Sebastián y José Desiderio Valverde y Román y Juan Luis Franco Bidó, así como a los cuñados Narciso Román y Domingo Daniel Pichardo; estos dos últimos, formaron parte de las comisiones que pronunciaron a San José de las Matas y Puerto Plata, respectivamente.    

Un comentario merece también la participación de las madres, esposas e hijas de los integrados a los planes independentistas. La presencia femenina revela cómo el compromiso asumido con la causa trascendía el plano individual y pone de manifiesto hasta qué punto estuvieron involucradas familias enteras. Las banderas que ondearon en las diferentes ciudades, por ejemplo, fueron hechas por hijas o esposas de patriotas. En Higüey, la confeccionó Vicenta Cedeño Suárez, hija de Miguel Cedeño y Margarita Suárez, entonces una niña de dieciséis años; la que tremoló en La Vega el 4 de marzo de 1844 fue obra de las hermanas María del Carmen, María Francisca Angustia y Manuela Villa del Orbe. La izada en Santiago el 6 de marzo de 1844 es atribuida a Ana Apolinaria Pérez Roex, esposa de Román Franco Bidó. La que llevó una goleta enviada a Saint Thomas por la Junta Central Gubernativa en mayo de 1844 en busca de armamentos, Vetilio Alfau Durán la consigna a las manos de Isabel Sosa, esposa del almirante Juan Bautista Cambiaso. Las esposas de Pedro y Ramón Santana, Micaela de Rivera y Froilana Febles, sacrificaron sus joyas y sus patrimonios matrimoniales para la adquisición de los primeros barcos de la Marina de Guerra y fabricaron las balas para las armas que se repartieron en El Seibo. Madre e hija, pues Micaela de Rivera era viuda del capitán de milicias Miguel Febles Valenilla, eran las únicas personas con quienes los hermanos Santana se veían, con excepción del agente inmediato de todos sus planes y en quienes tenían depositada toda su confianza. A la par de Manuela Diez, madre de Duarte, aparece la figura de la madre del general Juan Alejandro Acosta, fundador de la Marina de Guerra, María Baltasara de los Reyes Bustamante, quien armada de un fusil, estuvo en la noche del 27 de febrero y madrugada del 28 de guardia en el fuerte del Angulo, haciendo varias incursiones atrevidas al río Ozama.

Es interesante observar que las hermanas Villa del Orbe veganas eran hijas de Juan Ramón Villa Jáquez y María de la Antigua del Orbe Bocanegra, hermana paterna de Rosa del Orbe, casada con Agustín Franco de Medina. La hija de Rosa, Josefa Franco del Orbe, estaba casada con Manuel María Castillo Álvarez, el tío materno de Mella. Esta relación familiar acaso podría explicar porqué fueron las hermanas Villa las que en La Vega tejieron la bandera que allí ondeó y el hecho de atribuir a Apolinaria Pérez, esposa de Román Franco Bidó, a su vez medio hermano de Josefa, la hechura de la bandera izada en Santiago.

El trinitario estará obligado a hacer propaganda constantemente y ganar prosélitos. En esa frase de Duarte a José María Serra, cuando en su mente bullía la idea de La Trinitaria, se sintetizaba el propósito de ganar adeptos para la causa, el cual se vio cumplido, como hemos demostrado en este trabajo, con la fundamental conquista de parientes en progresión geométrica. Queda claro que los nexos consanguíneos fueron claves en la propagación del ideal trinitario y en la adhesión de las diferentes ciudades al golpe del 27 de febrero de 1844, manifestándose en la presencia de padres, hijos, hermanos, primos, tíos, sobrinos, cuñados, yernos y suegros en las acciones preparatorias y ejecutorias del proyecto duartiano.

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