En ocasiones, por su mayor
sonoridad, en una familia el segundo apellido pasa a suplantar
el primero, olvidándose éste último y tomando las generaciones
siguientes el patronímico materno como si fuese el paterno. Y
así se asienta en los registros del estado civil y
eclesiásticos.
Tal es el caso de
una rama de la familia santiaguera Franco, que durante tres
generaciones utilizó preferentemente su apellido materno
—el Bidó— en sustitución del patronímico paterno. Román Santiago y
Juan Luis, hijos naturales reconocidos de Agustín Franco de
Medina y Guerrero y María Merced Bidó dieron inicio a esta
singular adopción patronímica.
Indistintamente,
figuran como “Franco Bidó” “F.
Bidó” o
simplemente “Bidó”. En la confirmación del grado de Teniente
Coronel del ejército dominicano de Juan Luis hecha por el
Presidente Santana, el 15 de enero de 1845, se lee “Juan Luis
Franco Bidó” y “J.L.F.
Bidó”. En
una circular que le envió el general Matías Ramón Mella en su
calidad de jefe del ejército de las fronteras de Norte del 10 de
mayo de 1844, lo llama “Teniente Coronel Juan Luis Bidó”. En
cuanto a Román, tenemos la misma situación: en una comunicación
de la Capitanía General de la isla
de Cuba del 19 de julio de 1865
se lee “General de las Reservas Dominicanas D. Román Franco Bidó”,
pero por otro lado, en una nota en la que constan los aportes en
metálico de varios santiagueros para sustentar la naciente
independencia, firma como Román Bidó. Su hermano firmó como Juan
Luis Bidó.
El uso del Bidó pasó a tomar
carta de naturaleza en la segunda generación en determinados
personajes, pero en otros no. Una de las hijas de Juan Luis e
Irene Guerrero fue Isabel Bidó y no Isabel Franco Guerrero. Su
hijo Teófilo, en ocasión de contraer matrimonio con Manuela
Emilia González Reyes el 15 de octubre de 1873, declaró
ser “hijo legítimo de José Ramón Cordero e Isabel Bidó”. Sin
embargo, un hermano de Isabel Bidó, Isaías, firmaba Franco. Así
aparece en su acta de matrimonio con María Altagracia Perelló Rochet
el 8 de diciembre de 1884. Eran primos entonces los Cordero-Bidó
y los Franco-Perelló, a pesar de la sustitución de apellidos
materno y paterno, respectivamente.
Entre los descendientes de Román
pasó otro tanto. Por ser hijos legítimos de Ana Apolinaria Pérez
Roex les correspondería la combinación Franco Pérez, pero sin
embargo firmaban Franco Bidó o Bidó. Tal es el caso de Pedro (Perico),
esposo de Adriana Mercedes Pichardo Román, en cuya acta de
matrimonio del 28 de agosto de 1869 figura como “Pedro Bidó,
hijo legítimo de Román Bidó y de Apolinaria Pérez”; sin embargo,
ya en su acta de defunción del 25 de septiembre de 1882 es
Franco Bidó. En todos los documentos de sus hijos, éstos figuran
como Bidó-Pichardo.
Entre los miembros de la tercera
generación sucedió lo mismo. Los Franco-Fabelo, hijos de Agustín
—que firmaba Franco Bidó y no Franco Pérez— y Carmen Fabelo (Ulises,
Augusto, Amado, Pablo, Leopoldo, Sergia, Dolores, América, Roselia, Pedro, José Emilio, Otilia, Amelia, etc.) firmaron
“Franco Bidó” y en ocasiones “F. Bidó” o “Bidó”. De esta forma
consta en muchos documentos en las oficialías del Estado Civil
de Santiago y los archivos de la Catedral de esta ciudad.
El uso indistinto
del “Franco Bidó” y el “Bidó” empezó a desaparecer en las
generaciones subsiguientes, que asumieron simplemente el Franco.
Los “Bidozes” pasaron a ser entonces un singular caso de
preferencia patronímica en la genealogía santiaguera.
Fuentes Bibliográficas:
Espinal Hernández, Edwin:
Bidó: el apellido de los Franco
en “De mi quehacer genealógico”, Instituto Dominicano de
Genealogía, serie Charlas Genealógicas, volumen I, Santo
Domingo, 2003
Rodríguez Demorizi, Emilio:
Hojas de servicios del
Ejército Dominicano, 1844-1865, Tomo I, Academia
Dominicana de la Historia, Volumen XXIII, Santo Domingo,
Editora del Caribe, 1968
Tejada, Adriano Miguel:
Diario de la Independencia,
Santo Domingo, Editora Taller, 1994